«Cala en Porter, la urbanización más extensa de Menorca, un pueblo compuesto por más de setecientas casas y una comunidad veraniega de unas tres mil personas permanentemente y unas doscientas casas abiertas el resto del año, va a celebrar por primera vez y con proyectos de continuidad unas solemnes fiestas mayores al estilo de las que se celebran en el resto de poblaciones isleñas». Así daba a conocer «Es Diari» en 1974 la pionera iniciativa de celebrar unas fiestas en Cala en Porter. Y seguramente nadie se imaginaba en ese momento que medio siglo después se habrían convertido en una cita obligada y consolidada del calendario veraniego anual.
Bartomeu Pons Sintes, más conocido como Mevis Pinxa, fue -junto a Miquel Triay, Joan Coll y Joan Pons, entre otros-, el alma mater de esa iniciativa, un personaje que luchó para que la urbanización creciera y mejorara en servicios. No solo impulsó las fiestas sino que también luchó para que llegara la línea telefónica a este enclave. Era el director del hotel Playa Azul y tal como cuenta su amigo Joaquín Ferrer, «supo ganarse la confianza y la colaboración de los empleados para poder impulsar estas fiestas con caballos».
En ese primer año participaron unos quince jinetes. Y según cuentan los residentes, se ofrecieron paseos en burro que fueron todo un éxito, así como una tómbola, concurso de dardos, derribo de latas de cerveza y una exhibición de Majorettes. Miguel Triay Olives, concejal del Ayuntamiento, aseguraba ese 1974 que «la comunidad inglesa, junto a la menorquina, han querido, unidas, dar fe de existencia y efectuar unas jornadas de convivencia. ¿Y qué mejor modo de expresar su fraternal compenetración que celebrar unas fiestas en común?».
Mevis Pinxa buscaba financiación entre los empresarios de la zona y de Menorca para poder cubrir los gastos que suponía la organización de las fiestas. No era una tarea fácil.
A modo de anécdota, hay que recordar que en el año 1982 las fiestas incluyeron un encierro de una vaquilla. Se celebró en la playa. Aunque fue el único año en celebrarse. Las autoridades lo prohibieron.
Desde entonces, las fiestas de Cala en Porter han tenido identidad propia. Llega por mar el Rey Neptuno que agasaja a los más pequeños de la urbanización con caramelos y sorpresas. También se ha convertido en cita obligada el partido de fútbol España-Inglaterra, además del torneo de petanca, así como la competición de castillos de arena. Aunque, sin duda alguna, la celebración de un jaleo a los pies del mar es uno de los principales atractivos de este evento que año tras año crece y suma adeptos.
Actualmente, Cala en Porter cuenta con algo más de un millar de residentes, 1.140 para ser exactos. En el 2000 había unos 600. El núcleo alberga 624 piscinas, según datos del IDE Menorca.
... las fiestas de Calan Porter no necesitan esa tontería de patrón para sus fiestas... porque en vez de santo confesional, tienen a un personaje de mucha más enjundia... tienen a DIOS que emerge de las aguas para dar caramelos a los niños... ante semejante comparación, no se necesita santo patrón ni chorradas...