La Base Naval del puerto de Maó está sufriendo un importante lavado de cara en los últimos tiempos a raíz de la aprobación de varias reformas. Algunas de ellas ya se han efectuado, otras se están llevando a cabo en la actualidad y otras tantas están previstas de cara a los próximos años. Estas acciones coinciden con el hecho que a finales del mes de marzo de este año se conociese que la rada mahonesa está ampliando las escalas de buques de la OTAN.
Una de las últimas actuaciones en sumarse a esta lista es la restauración general de la estación impulsada por el Ministerio de Cultura, la cual destina un presupuesto de 120.000 euros para la redacción de este plan y un presupuesto cercano a los 1,4 millones de euros para ejecutarlo. Hablamos de las reformas en el varadero de la Illa Pinto, la Atalaya de Binissermenya y las torres de protección, ubicándose estas dos últimas en la ladera del arsenal. Estos inmuebles pertenecen a la Armada Española y, por ende, al Ministerio de Defensa.
El proyecto consiste básicamente en proteger las cubiertas y fachadas de los edificios, restaurando varios de sus elementos. De este modo, en el varadero se pretende consolidar las cerchas interiores, las fachadas de sillares de marès revestidos, la cobertura del conjunto manteniendo los elementos originales y el sistema de carriles de acceso desde el agua, recuperando así el funcionamiento original del espacio.
Por su parte, la Atalaya de Binissermenya está declarada Bien de Interés Cultural, mientras que el sistema defensivo del Arsenal está protegido al formar parte del Patrimonio Histórico Español. En la primera se pretende recuperar su configuración original como torre de vigilancia. Por lo tanto, se retirarían la vegetación y los elementos de las viviendas que se le han adosado. Además, se replanteará la consolidación estructural de los muros para una correcta evacuación del agua de la lluvia en la cubierta y se analizará la patología que sufre la piedra del marès que compone el edificio para proceder a su reparación. El sistema defensivo del Arsenal también acogería unas acciones de restauración bastante similares aplicando un control arqueológico añadido ante la posible aparición de restos de muralla.
Contexto histórico
En 1766 dieron comienzo las obras de aplanamiento de la Illa Pinto, lo que a la postre permitiría que el estuario mahonés se convirtiera en el mejor arsenal británico de ultramar. No obstante, las infraestructuras vinculadas a la misma, y que se restaurarán próximamente, fueron levantadas años después de la época de apogeo del puerto de Maó como centro de operaciones militar bajo dominación inglesa.
En lo que respecta al varadero, no se construiría hasta 1850, ya sobre control español. Más de medio siglo después, en 1916, se incluirían en la Base Naval los terrenos de Binissermenya, donde se halla la Atalaya. Fue entonces cuando empezaron las obras de ampliación para construir nuevos edificios en tierra firme como la mencionada o las torres de protección.
Inversiones recientes
La primera de las reformas realizadas durante estos últimos años se anunció en septiembre de 2020, cuando el Ministerio de Defensa anunció una inversión de 400.000 euros para rehabilitar dos inmuebles emplazados en la Base Naval y así convertirlos en cuatro viviendas. En abril de este mismo año, Defensa sustituyó la torre de comunicación ubicada en un montículo detrás de la estación. La antigua se encontraba en muy mal estado tras más de 30 años activa e instalar la nueva tuvo un coste aproximado de 220.000 euros. Además, Autoridad Portuaria de Balears licitó las obras para rehabilitar el muelle de poniente de la Base Naval por un contrato de 575.000 euros, ya que sus grandes grietas lo mantienen inutilizado.
El apunte
La Illa Pinto está pendiente desde 2015 de convertirse en un museo naval
En 2015, el Consell y la Fundación Museo Naval firmaron un protocolo con el fin de crear un museo naval. Han pasado nueve años desde la rúbrica y lo cierto es que no se ha dado ningún paso para materializar este deseo. Todo sigue igual en la Illa Pinto, que forma parte de la Base Naval y está cerrada al público. El Plan de Dinamización del Producto Turístico de Menorca preveía que este museo albergara la segunda mayor colección de anclas de Europa.