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Tras la pista del alimoche: el santuario menorquín de una especie en riesgo de extinción mundial

La Universitat de València está anillando polluelos para estudiar un ave que está en peligro pero que en la Isla cuenta con una gran población

La buena densidad poblacional del alimoche en la Isla hace de este territorio un lugar muy interesante para desarrollar estudios como el que está poniendo este verano en marcha la Universitat de València | Foto: Pascual López (Universitat de València)

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Catalogado como una especie en peligro de extinción a nivel mundial, el alimoche (Neophron percnopterus, conocida en la Isla como 'miloca') tiene en Menorca una especie de paraíso. Se calcula que en la Isla habitan cerca de 70 parejas, lo que representa una de las mayores densidades a nivel mundial. Es por ello que el territorio resulta un espacio muy interesante para estudiar la naturaleza de esta ave, y es lo que ha llevado a la Universitat de València (UV) a poner en marcha un programa de investigación en el que están trabajando este verano.

Actualmente está centrado en el marcaje de polluelos de alimoche, a los que se les está colocando emisores de seguimiento GPS y GSM, «con el objetivo de conocer con precisión donde se encuentran en cada momento, por dónde se mueven y si tienen algún problema de conservación», explica Pascual López, profesor titular del Departamento de Ecología de la Universitat de València e Investigador del Institut Cavanilles de Biodiversitat y Biologia Evolutiva de la UV.

Que la Isla sea una especie de santuario para el alimoche no es una casualidad, relata el experto, quien alaba el trabajo que se viene llevando a cabo durante las últimas décadas, periodo de tiempo en el que se ha conseguido «corregir» dos de las principales amenazas, el veneno que se ponía en el campo y eliminar el peligro de los tendidos eléctricos. Aspectos que bien conocen desde el Consell, que también está colaborando con el estudio actual a través de la Agencia Menorca Reserva de la Biosfera.

La actuación se encuentra en su fase central, pero el equipo viene trabajando sobre el terreno desde hace meses. Uno de los primeros pasos fue escoger diferentes espacios del territorio para tener un muestreo amplio «y tener representados los diferentes ambientes», explica López. Sin especificar ubicaciones exactas, por cuestiones de precaución, el equipo está anillado ejemplares en zonas de interior, barrancos e incluso en acantilados marinos de difícil acceso. Uno de los principales retos ha sido elegir el momento adecuado para el marcaje, ya que lo ideal es que se realice cuando los pollos tienen entre 40 y 55 días para tener éxito.

Migratoria, pero residente

Los datos que se recojan en el futuro, «de alta resolución», permitirán conocer las características de la población del alimoche en la Isla y además ahondar en algunas de sus peculiaridades. Entre estas, hay una que hace que el alimoche menorquín sea único, ya que se trata de una ave migratoria, pero aquí es residente durante todo el año. Un aspecto que el actual estudio pretende confirmar, ya que el propio López tiene la sospecha de que «algunos ejemplares hayan podido dar el salto a Mallorca».

Los 10 polluelos que se marcarán de la mano de este proyecto permitirán averiguar «cuál es su dinámica poblacional», información que en el futuro también se podrá tener en cuenta a la hora de intentar proteger a esta especie amenazada en otros lugares.

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