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Alícia Sintes: «Por primera vez, escuchamos el sonido del universo»

La Universitat de les Illes Balears conmemora el décimo aniversario de la primera detección de ondas gravitacionales

Sascha Husa (izq.), Alícia Sintes y David Keitel | Foto: Miquel A. Cañellas

| Menorca |

El 14 de septiembre de 2015 marcó un hito en la historia de la ciencia. Aquella mañana, los dos detectores del proyecto internacional LIGO en Estados Unidos (Hanford y Livingston) registraron por primera vez una señal inequívoca de ondas gravitacionales, provocada por la colisión de dos agujeros negros. Una breve vibración, de sólo dos décimas de segundo, bastó para abrir una nueva era en la astronomía y confirmar, un siglo después, una predicción clave de Albert Einstein.

Entre los investigadores que participaron en este descubrimiento histórico se encontraban científicos de la Universitat de les Illes Balears (UIB), integrados en la colaboración LIGO. Diez años después, la UIB conmemora este hito con un programa de actividades científicas y divulgativas que miran tanto al pasado como al futuro de una disciplina que ha transformado la forma en que observamos el universo.

Como celebración, el grupo consolidado de Física Gravitacional: Teoria i Observació (Gravity), miembro del Institut d’Aplicacions Computacionals de Codi Comunitari (IAC3) de la UIB, ha organizado la reunión científica «The 10th Anniversary of the Discovery of Gravitational Waves» en el auditorio del Parc Bit, en Palma. La reunión cubrirá el contexto histórico y el impacto del primer descubrimiento, los aspectos más destacados del presente apasionante de la astronomía de ondas gravitacionales y sus prometedoras perspectivas de futuro.

En el congreso participan científicos de primer nivel que han destacado por sus aportaciones al desarrollo de las ondas gravitacionales.

La menorquina Alícia Sintes, directora de IAC3 y una de las organizadoras de la reunión científica, manifestó este lunes, durante la presentación de los actos de la conmemoración, que «con la detección de las ondas gravitacionales escuchamos el sonido del universo por primera vez». Sintes expresó el «orgullo» de la participación y del papel clave de la UIB, y destacó que «lo que fue una señal única se ha convertido ahora en una sinfonía, con más de de 300 detecciones realizadas hasta ahora». La participación de la UIB, apuntó Sintes, «ha servido de inspiración a nuevas generaciones de físicos, despertando vocaciones en una Mallorca que participa en una de las mayores aventuras científicas de este tiempo. Antes sobraban plazas en el grado de Física. Ahora tenemos solicitudes de todo el mundo para una plaza de postdoctorado en nuestro grupo de investigación».

Gravity también participa en los proyectos del Einstein Telescope, cuya ubicación en Europa está por decidir, y de Lisa, el observatorio espacial que será capaz de detectar los primeros momentos del Big Bang y de la formación de las galaxias.

El apunte

Verificado el teorema de Stephen Hawking sobre el área de los agujeros negros, formulado en 1971

La conmemoración del décimo aniversario de la primera detección de ondas gravitacionales, celebración organizada por la UIB, ha servido para dar a conocer la verificación del teorema del área de los agujeros negros, de Stephen Hawking.

La UIB ha contribuido al desarrollo de modelos teóricos y herramientas de análisis esenciales para interpretar con precisión los datos de la fusión de agujeros negros denominada GW250114, un evento captado el 14 de enero de este año y que ha sido publicado el pasado 10 de septiembre en «Physical Review Let».

El evento no era muy diferente al de la primera detección de ondas gravitacionales del proyecto LIGO, llamado GW150914: ambas detecciones implicaban agujeros negros de unas 30 a 40 veces la masa del Sol y a unos 1.300 millones de años luz de distancia. Gracias a los 10 años de avances tecnológicos y reducción del ruido instrumental, la señal del GW250114 es espectacularmente más clara. Se trata de la mejor evidencia observacional hasta ahora del teorema de Stephen Hawking sobre el área de los agujeros negros (1971).

Este teorema afirma que la superficie total de los agujeros negros no puede disminuir. Cuando dos agujeros negros se fusionan, combinan sus masas y aumentan la superficie, pero también pierden energía en forma de ondas gravitacionales y pueden incrementar su giro, lo que reduciría el área. Pese a estos factores opuestos, el teorema dice que la superficie total siempre debe crecer. La detección permitió «sentir» dos agujeros negros creciendo mientras se fusionaban en uno solo, lo que verificó el teorema de Hawking. Los agujeros negros iniciales tenían una superficie total de 240.000 kilómetros cuadrados (casi la mitad de la superficie de España), mientras que la final fue de unos 400.000 kilómetros cuadrados (como el estado de California).

1 comentario

manu menorca manu menorca | Hace 3 meses

... acabaremos por oír el sonido del origen del Universo, porque el intelecto y la curiosidad humanas no tienen límite... lo que nunca oiremos será la voz de dios, porque no existe en el mundo real, sólo en el imaginario...

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