Hay momentos en los que el tiempo se detiene porque anteceden a una acción que va a permanecer para siempre en la retina de quien la contempla. Se definen como históricos sin el riesgo de incurrir en una hipérbole generosa.
Ese fue el instante que dictó ayer al menorquín más universal del momento, Sergio Llull. Sin techo conocido, el mahonés engrosó la relación de jugadores que han ganado títulos con acciones individuales.
Como hicieran Solozabal, Herreros... incluso Iniesta en el Mundial, al genio mahonés se le recordará entre otras muchas cosas por la canasta que proporcionó a su Real Madrid la vigésimocuarta Copa del Rey, aunque aquí el monarca es menorquín y se llama Llull.