Recuerdo que cuando tuve que hacer la mili como popularmente se conocía, podía escoger dos formas diferentes, una esperar a que me sortearan que te podía tocar tierra, mar o aire y la otra era alistarte como voluntario, no lo que hoy en día llamamos voluntariado, ya que, vatuadell cent llamps, de una forma o de otra la teníamos que hacer, en aquellos tiempos y en la cuestión militar en concreto, esas cosas se hacían por cataplines.
Aquella etapa me vino a la memoria el pasado domingo en la Isla del Rey, lugar donde se concentran varias decenas de voluntarios con la única finalidad de colaborar en la recuperación del antiguo hospital inglés. La mayoría es gente sencilla, de culturas, ideologías, status y caracteres diversos y variopintos, que domingo a domingo, llueva, haga viento o sol, acuden a cumplir con el cometido al que voluntariamente se entregan. Me comentaba un compañero ya jubilado que para él era una satisfacción y un estímulo acudir a esa cita dominical, lo contemplaba como una aportación al bien común, una especie de contribución social para devolver a lo sociedad parte de lo recibido.
El voluntariado tiene formas múltiples, como bien sabes, apreciado lector. Recordarás que la campana del reloj del Ayuntamiento de Mahón estaba preparada para ser enviada para su pertinente restauración y efectivamente el 2 de junio, como estaba previsto, abandonaba la isla después de casi 300 años de vecindad entre nosotros, con destino a Estrasburgo, donde unos expertos le efectuarían una "cirugía estética" para alargarle su vida como mínimo unos 300 años más. Aquí vuelven aparecer los voluntarios, sin ánimo de lucro. De la mano del concejal, servicios técnicos municipales y policía local, llega el camión grúa "capitaneado" por Pedro Juanico Polo de M.Polo S.L., para bajarla, ya embalada, para su transporte hasta la empresa DHL –antiguamente, Transportes Express Mahón S.A. de don Salvador Femenías López-, que es la que se ha encargado de mandarla hasta su lugar de destino. Estas dos empresas, efectúan los trabajos en plan altruista, cuyos responsables Pedro Juanico Polo y Tere Femeninas Allés, además son miembros del Rotary Club Mahón-Mô, que ayuda en un porcentaje financiero, a dicha restauración.
En una sociedad como la actual, es de agradecer al voluntario anónimo, como al que tiene nombre y apellidos, su trabajo desinteresado, restando horas familiares, sin mirar si es fiesta o laboral, que mientras unos disfrutan de los actos organizados, otros velan por su seguridad. Podríamos nombrar una infinidad de asociaciones, ONGs, pero como tengo miedo a dejarme alguien sin nombrar, mi reconocimiento personal a ti voluntario, que además de agradecerte tu trabajo desinteresado, te mereces una alfombra roja cuando te diriges a tu cometido.
Por supuesto, seguiré informando de los futuros trabajos comprometidos de varias empresas que colaboran altruistamente, con esta importante restauración.