Lo siento, pero son cuatro cansinos (o si se quiere pesados). Llevamos más de medio año con lo mismo (entre la precampaña del 20D y el 26J) y ya tienen de los nervios al personal.
Está el que camina rápido (Mariano Rajoy), el llamado guapo (Pedro Sánchez), el que mira al centro pero al mismo tiempo a diestra y siniestra (Albert Rivera) y el que a la vez es comunista y socialdemócrata, además de arremangarse la camisa con corbata (Pablo Iglesias).
Son muchas lunas de escuchar lo mismo y seguimos sin salir del laberinto en el que nos encontramos. Son como los cuatro jinetes del Apocalipsis. No solucionan nada, sino que vienen a castigarnos a diario, cada uno con su mantra particular.
Y yo me pregunto ¿qué hemos hecho para merecer esto? En mi humilde opinión, la culpa no es del pueblo que vota, o no. Es de la incompetencia y del triste papel que juegan los partidos, y por extensión sus líderes, que se amurallan y son incapaces de llegar a un acuerdo.
Ante el escenario que ahora se vuelve a presentar, en el que el PP gana pero no puede, y los demás tienen que hacer equilibrios para sumar sin quererse, lo mejor es que los cuatro reflexionen y piensen en el pueblo. Quizás es pedirles mucho, pero pueden apuntarse a alguna de las actividades que celebran en Menorca los monjes budistas para la felicidad y la paz interior. Tampoco les vendría mal hacer un mandala de arena.
Como lo anterior va a ser que no, lo que espero y deseo es que el club de los cuatro no nos sometan más allá de lo necesario al bolero que podría tener como estribillo: no te quería y ahora te echo de menos, pero lo nuestro es imposible.
Si estamos abocados a otras elecciones, mi persona humana se plantea dimitir y pedir la nacionalidad islandesa. Por favor, dejen de hacer el ridículo.