En Baleares existen restos de once Basílicas Paleocristianas y tan sólo en Menorca se conoce la existencia de siete. Puede haber más puesto que, en ocasiones, sobre las ruinas de alguna de ellas se ha construido una Iglesia. La importancia que se concede a estas Basílicas proviene que son los primeros templos cristianos que se construyeron a partir del edicto de Milán en el que Constantino promulgó la libertad de cultos en 313. Con ello, el cristianismo que hasta entonces se había practicado en catacumbas y lugares ocultos, sale a la luz y lo hace inspirándose en los edificios públicos romanos: Una basílica era un suntuoso edificio público que solía destinarse a tribunal y era donde se celebraban también actos importantes.
No es extraño que se procurase dotar a estas construcciones de un grado de esplendor muy singular. Y de ahí viene la decoración a base de mosaicos. Al principio en techos, bóvedas y paredes y posteriormente en el suelo. En Menorca hubo mosaicos en las Basílicas de la Isla del Rey y en Fornás de Torelló. Este último se puede visitar entre las ruinas de la Basílica.
Respecto al de la Isla del Rey, fue descubierto en 1888. Reconocida la importancia arqueológica del hallazgo, se realizó un dibujo del mismo y se intentó proteger el original para evitar su deterioro, lo que se consiguió sólo en parte; ocupaba la base de la Basílica y estaba dividido en tres partes, una central de 4m x 4m y dos a Norte y Sur del anterior de 6m x 4m cada una. Años después, a mitad del siglo XX la parte central fue trasladada al Museo de Menorca. Pero del resto sólo quedaban pequeños trozos que duermen en los sótanos del museo.
En su afán por recuperar parte de nuestra historia, la Fundación Hospital Isla del Rey se propuso replicar ese suelo de la basílica para mostrar cómo había sido en el Siglo VI. La basílica, hoy en ruinas, cuenta con un elevado nivel de protección lo que impide cualquier actuación de este tipo sobre ella. Por eso tuvimos que realizar un proyecto totalmente independiente que replicase los mosaicos originales con los datos de que hoy disponíamos. Se hicieron fotografías, se localizaron elementos originales en mosaicos de diversos museos y se fueron integrando según nos mostraba el dibujo del XIX con lo que llegamos a disponer de un diseño aceptable por nuestros arqueólogos. (Gracias Jaime Llopis por tu oculto trabajo de investigación y de tratamiento con Photoshop y a Pere Engel por tu asesoría y buen consejo).
Hecho el diseño, hubo que materializarlo con piedras y cerámicas dispuestas sobre bastidores de hierro y madera convenientemente tratados para soportar el paso del tiempo. Fueron varios los voluntarios de la Isla del Rey quienes colaboraron en trabajos de soldadura, pintura y preparación del bastidor y varias las Empresas que participaron con sus ayudas. Pero fue fundamental el trabajo de internos del Centro Penitenciario de Menorca, quienes en número variable y con el apoyo de la Dirección del Centro, lograron replicar los mosaicos según diseño. Para ello fue necesario establecer un convenio con el Ministerio del Interior en el que se acordaba esa colaboración de carácter cultural y estimulante. Fruto de todo ello son los dos mosaicos que hoy se pueden ver en la Isla del Rey y que son la mejor muestra que complementa los restos de la basílica. Hemos tardado unos 6 años en efectuar 2/3 del trabajo total. Acabamos de inaugurar la segunda fase. ¿Llegaremos a ver el tercio que falta?
José Mª Vizcaíno Aznar Doctor
Ingeniero Industrial (jubilado)