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Hacia una definición de la COVID-19 crónica

Lung virus infection and coronavirus outbreak or viral pneumonia and coronaviruses influenza as a dangerous flu strain cases as a pandemic medical health risk concept with disease cells with 3D render elements. | wildpixel

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En ocasiones hemos hablado del    «long covid» o «covid persistente» o    «covid-19 crónica» una entidad que como vimos no está bien definida habida cuenta la cantidad de síntomas que se incluyen y que inicialmente se la achacó a secuelas de una forma grave de la infección por coronavirus de 2019 (covid-19), aunque en la actualidad se admite simplemente el hecho de haberla padecido e independientemente de la forma en que se manifestó; sería una forma de cronificación tras haber padecido esta infección.

Comentamos como no se sabe cual es su causa y que se han barajado teorías de acúmulos de deshechos virales, de respuestas hiperinmunes de anticuerpos hiperactivos... hasta la hipótesis sobre la producción de microcoágulos en el cuerpo con    lo que se habría una puerta al tratamiento («Es Diari» 08-01-2023: 30). Hace dos años la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló tres requisitos obligatorios:

- El haber padecido la infección por el virus    SARS-CoV-2 (severe acute respiratory syndrome coronavirus 2).

- Que los síntomas aparecieran a los 3 meses tras la infección.

- Que los síntomas no tuvieran un diagnostico alternativo y que además persistieran al menos dos meses. Entonces la lista de síntomas incluidos, que llegaba a los 200, era importante e iba desde la astenia, la dificultad respiratoria, la alteración de la atención, la turbación mental, el dolor abdominal, palpitaciones, ansiedad,… muchos de ellos inespecíficos pero que afectaban    a la vida diaria.

Esto indica/ba que se trata de una entidad clínica no homogénea y difícil de definir lo que hace que síntomas de otras enfermedades pudieran catalogarse como debidas a este virus simplemente por su coincidencia en el tiempo. Patologías concomitantes u otras relacionadas con la sugestión, el estrés producido por la enfermedad, o simplemente psicosomáticas.
Hoy traemos un estudio reciente sobre el particular, mostrando cómo este tema no es fácil y no está en absoluto cerrado.

De ahí que se hiciera este estudio con el objetivo, aunque pueda sorprender a estas alturas, de desarrollar una definición de    covid persistente a partir de síntomas autoinformados por los pacientes.

Pacientes adultos con o sin infección del virus SARS-CoV-2    de 85 sitios (centros de salud, hospitales, organizaciones comunitarias...) de 33 estados de EEUU que conformaran la conocida como cohorte Recover antes de abril del 2023 y que completaran una encuesta de síntomas a los 6 meses de haber padecido la infección por la covid-19.

A partir de Estos el objetivo fue confeccionar una definición de «long covid» o «covid persistente» a partir de los síntomas autoinformados y con ello describir la frecuencia de estos, la situación vacunal y el número de infecciones. Se midieron, por tanto, 44 síntomas autoinformados de 9.764 participantes con su nivel de gravedad.

Los más frecuentes y que se introdujeron de los 2.231 infectados a partir del 1 de diciembre del 2021 tras 30 días después de la infección fueron 37, entre los que se incluía malestar tras el esfuerzo, la astenia, la confusión mental, los mareos, los síntomas gastrointestinales, las palpitaciones, los cambios en el deseo o la capacidad sexual, la pérdida o cambio en el olfato o el gusto, la sed, presentar tos crónica, dolor torácico y movimientos anormales...

Unos síntomas que solo se manifestaron y mantuvieron en 224 (10%) a los 6 meses y que serían los que conformarían la definición de «long covid» o «covid persistente» o «covid-19 crónica».

Con todo, aunque uno de cada diez de los que pasaron la infección de la covid-19 tendrían el conocido como «covid persistente», no confundamos esta entidad con las complicaciones o consecuencias a partir de la infección en formas graves, como alteraciones cardiovasculares, neurológicas o la diabetes producida por la misma y que hay pacientes que las sufren o como Zaeema Naveed et al, (JAMA Netw Open. 2023) nos advierte una vez más, que la covid-19 podría haber contribuido a entre un 3 al 5% del exceso en la carga de diabetes incidente en la población en dicho momento (enero del 2020 y el 31 de diciembre del 2021).

Y es que la «sombra de la covid-19 es y continúa siendo alargada».

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