Actualmente son de dominio público las múltiples ventajas de la práctica del ejercicio físico, dado que es inherente a la especie humana en todo el recorrido de su historia.
Lo que no es tan conocido es que prestar atención a las sensaciones y percepciones de nuestro cuerpo mientras nos movemos reporta grandes beneficios, a nivel físico y mental.
Si nos focalizamos en nuestro bienestar y felicidad, percibiendo lo positivo y practicando los mecanismos para ello, veremos que la atención consciente:
- Transforma el cerebro.
- Mejora el enfoque.
- Regula las emociones.
- Fortalece conexiones neuronales.
- Potencia la memoria, la empatía y la compasión.
Puede considerarse una meditación en movimiento. En algunas culturas se hace énfasis en conocerse a uno mismo. En nuestro sistema educativo no se contempla el autoconocimiento.
Así pues, notar nuestro cuerpo, nuestras reacciones y emociones durante la práctica del ejercicio, nos proporciona seguridad y bienestar al autoconocernos.
Podemos considerar que esta práctica es mindfulness o atención plena al momento presente prestando atención a las emociones que surgen en nuestro cuerpo mientras realizamos una actividad física. Esta práctica no solo mejora el rendimiento físico, sino que puede tener beneficios para la salud mental y emocional.
Ello se consigue concentrándonos en la respiración. Si observamos cómo entra y sale el aire de nuestros pulmones, nos ayudará a mantener la calma y mejorar nuestro rendimiento al evitar sobrecarga emocional o física.
Al escuchar nuestro cuerpo, las señales que nos proporciona, como el ritmo cardíaco, la tensión muscular, cansancio o molestias, es importante no ignorarlas y corregir nuestra postura o la intensidad del ejercicio según las necesidades.
Realizar el ejercicio de manera controlada y sin prisas nos permite mantener el enfoque en cada parte del movimiento, mejorando así la conexión mente-cuerpo y evitando posibles lesiones.
Durante el ejercicio podemos observar las sensaciones que se producen en los músculos, articulaciones y sistema cardiovascular. Esto nos permite ser más conscientes de nuestro cuerpo y entender cómo responde a las diferentes cargas de trabajo.
¿Qué implica esto exactamente?
- Escuchar el cuerpo: percibir las sensaciones físicas sin juzgarlas; esto incluye la respiración, el ritmo cardíaco, la tensión muscular, el equilibrio, etc.
- Estar presente: prestar atención aquí y ahora en vez de pensar en lo que haremos al terminar la sesión o cuanto rato falta para acabar.
- Reconocer los propios límites. Observar hasta donde podemos llegar en la sesión.
- Observar los pensamientos: Evitando juicios sobre nuestro propio esfuerzo o precisión en la técnica.
Beneficios de esta práctica:
- Mejora la técnica y previene lesiones.
- Aumenta la conexión mente-cuerpo.
- Reduce el estrés y la ansiedad.
- Aumenta nuestro disfrute en el ejercicio.
- Desarrolla una actitud más empática hacia nosotros mismos. Incluso al realizar una caminata o paseo, podemos aplicar la atención consciente.
Al realizar ejercicios de entrenamiento abdominal, es muy interesante utilizar la atención consciente dado que este entrenamiento se presta a errores en los movimientos.