Una joven rumana que trabaja haciendo colaboraciones en la radio y en varios blogs, recibe, por sorpresa, el encargo de escribir un guion de cine. Se trata de una futura película centrada en una disputa familiar entre Elena Ceaușescu, la implacable esposa del temible dictador y Zoia, su hija menor.
Este es el argumento central de la premiada novela Sonia pide la palabra, de Lavinia Braniște (Bräila, Rumania, 1983) que se mueve entre dos ejes: la investigación sobre los tiempos del cruel autócrata comunista y la crisis personal y multidimensional de Sonia. Su novio es muy poco atento con ella, su trabajo es precario, la vida en la ciudad es cada vez más hostil, su padre abandonó a la familia cuando ella era pequeña…
Inexperta en el campo del cine, la chica no sabe por dónde empezar para escribir su guion. Hay demasiado información, pero al mismo tiempo esta es muy esquiva pues los archivos solo están abiertos a los investigadores. Decide pues hablar con gente mayor. De sus conversaciones deduce que todo el mundo entraba en el partido comunista porque era la manera de encontrar trabajo y las delaciones eran la moneda común porque eran el pago al partido.
Sonia no está satisfecha con su vida actual, pero se da cuenta que si hubiera vivido antes de 1989 habría sido infinitamente peor. «Para empezar, ese café matutino que saborea en vaso largo no habría sido café, el cartón de leche de la nevera lo habría conseguido después de hacer cola toda la noche y esos bombones de chocolate que acaba de abrir no los habría encontrado en ningún sitio. O, de haberlos encontrado, no se habría podido permitir comerlos. Los habría guardado para el médico».
Ninguno de los muchos guiones que escribe convence a su jefe quien además le tira los tejos a cada oportunidad. Sin embargo, Sonia no ceja y cualquier oportunidad es buena para hablar con los mayores sobre los tiempos de Ceaușescu. Y también para darle vueltas al coco sobre si dejar al estúpido de su novio y liarse con el chulo de su jefe. O no.
Sonia pide la palabra
Lavinia Braniște
Traducción de Borja Mozo Martín
Automática Editorial
272 páginas