El concepto epigenética fue utilizado por primera vez en el año 1942 en Inglaterra por Conrad Waddington como una rama de la biología, pero es ahora cuando esta disciplina científica está en pleno desarrollo.
Waddington relacionó el concepto epigénesis del siglo XVII con el complejo de procesos de desarrollo entre el genotipo y el fenotipo. Epigenética como palabra, procede del griego y significa por encima de la genética. Dicho de una manera sencilla, el genotipo es el paquete genético heredado de los progenitores con la secuencia de nucleótidos. Mientras que el fenotipo, es el conjunto de efectos que el ambiente y los hábitos del individuo ejercen sobre los genes modificando su conducta sin variar su secuencia genómica. Los fenómenos epigenéticos se ponen de manifiesto en organismos eucariotas y procariotas y en primer lugar en las plantas.
Investigadores de la universidad de Copenhague muestran en un artículo reciente publicado en «Molecular metabolism» como el ejercicio físico produce cambios epigenéticos que pueden repercutir en la salud a través de su influencia sobre la expresión genética. Entre los efectos positivos para la salud se halla una disminución del riesgo a contraer enfermedades neurodegenerativas, cardiovasculares u oncológicas. A nivel biológico, los beneficios se centran en adaptaciones del tejido muscular esquelético que influyen en el metabolismo del músculo.
Por otra parte, el ejercicio físico extremo, al poner el cuerpo al límite, causa inflamación crónica en los tejidos del organismo provocando un envejecimiento precoz. El deporte de élite causa pequeños daños en el músculo que provocan un desgaste del tejido. Con el paso de los años puede darse un envejecimiento prematuro en tendones, músculos y también en el organismo. El investigador Salvador Macip, director de los estudios de ciencias de la salud de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya) y catedrático de Medicina Molecular de la Universidad de Leicester, es experto en las fases biológicas del proceso de envejecimiento. Apunta que el ejercicio moderado y constante, aquel que no pone el cuerpo al límite y que se contrapone a la vida sedentaria, es sano y necesario. Reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y cáncer. También disminuye el envejecimiento celular, en parte porque tiene un efecto antiinflamatorio. Sirve para limpiar los tejidos.
El científico Salvador Macip, colabora con otro investigador de talla internacional, Manel Esteller, especialista en epigenética. Ha publicado el libro «No soc el meu ADN», de editorial RBA. En este libro, Manel Esteller, una de las máximas autoridades mundiales en epigenética, profesor de genética de la Universitat de Barcelona y de la Institució Catalana de recerca i Estudis Avançats, además de dirigir el programa de Epigenética y Biología del cancer del IDIBELL, Institut d’Investigació Biomèdica de Bellvitge, explica de manera divulgativa como los cambios epigenéticos provocan variaciones en la conducta de los genes sin variar su genoma. Considera que la edad biológica de una persona puede ser muy inferior a su edad cronológica. Con los hábitos de ejercicio moderado, alimentación equilibrada, evitando el tabaquismo y reduciendo la ingesta de alcohol, una persona puede incluso revertir su edad biológica 20 años.
Manel Soria, director del grupo de Genómica de les Malalties Complexes en el Institut de Recerca de Sant Pau, explica qué aunque las personas heredemos genes que no podemos cambia estos poseen una cierta plasticidad y su expresión puede adaptarse a las condiciones del entorno. Por último, la investigadora Alva Fernández Sanlés del Institut Hospital del Mar d’Investigacions Mèdiques (IMIM), ha verificado que si el ejercicio condiciona la estructura del ADN provoca una reducción significativa de los niveles de triglicéridos en sangre. Cuanto más baja sea la proporción de triglicéridos, el efecto protector del sistema cardiovascular será mayor (estudio publicado en la revista «Medicine and Science in Sports and Exercise»).