Las prohibiciones nacen, crecen y se multiplican. El ciudadano responsables hace tiempo era el rey pero ha muerto y ha dado paso al ¡viva la prohibición! Hay formas distintas de prohibir. En eso hemos evolucionado. Los que han obtenido el carné de conducir han estudiado las señales, aquellas que de forma aséptica indican que no se puede adelantar o aparcar, como la que aparece pegada en la puerta de este garaje, un vado permanente, con el número de licencia municipal de Maó.
Uno de los motivos de las prohibiciones se refiere a los excrementos de perros, cuyos dueños tienen prohibido dejar las cacas abandonadas. Algunos vecinos se enfadan e insultan a los irresponsables. Otros quieren ser más amables y les agradecen que recojan los restos orgánicos. No es fácil ser exigente y amable al mismo tiempo. Prohibir y agradecer.