El polvo en suspensión puede ser esporádico o permanente. El que se establece en la atmósfera en días pesados durante días, incluso semanas, procedente de lugares remotos del sur, supone para algunas personas una pesadumbre invisible y una complejidad añadida para afrontar tareas cotidianas como la propia respiración. El esporádico es más soportable, puntual, efímero. Se afronta mejor porque se ve como aparece y como desaparece. Puede venir provocado por diversas circunstancias. Una de ellas es el tractor que trabaja la tierra en una finca cualquiera de la Isla. El polvo se levanta con suma facilidad porque llueve poco y no tiene humedad que lo retenga. Son unas nubes más bajas que cualquier otra. Con determinada luz adquiere tintes de misterio, de cortina de humo que no es tal. Polvo somos.
Polvo en suspensión efímera
Foto: Josep Bagur Gomila
Pep Mir |