Una de las maneras más efectivas de acabar discutiendo con alguien es compartir el montaje de algún mueble o enser doméstico. La guía imprescindible del manual de instrucciones no evita a menudo discrepancias en el método que se agravan cuando se advierte que no hay espacio vacante para una determinada pieza o que lo que debía girar está fijo mientras que lo que tenía que fijarse nos gira 360 grados. A veces el temperamento debe apartarse para dar paso a la fría colaboración, al método por encima de una intuición en la que, en estas situaciones, se confía demasiado.
Para montar una torre de suministro eléctrico se requieren conocimientos, colaboración y temple, además de unas rigurosas medidas de seguridad, con cascos que en el montaje de una mesa de Ikea servirían para que no nos dañaran los trastos que, a veces, nos lanzamos a la cabeza.