Mis reflexiones sobre la crisis mundial (2)
Estos puntos fueron centrales en las negociaciones del FMI en Latinoamérica, como condicionantes del acceso de los países de la región al crédito, en la década de 1980. Lo que provocó una desaceleración de la industrialización, o desindustrialización en la mayoría de los casos. Las recesiones en varios países latinoamericanos a fines de la década del noventa y crisis financieras como la de Argentina a finales de 2001, son presentadas como ejemplos sobre la opinión del fracaso de las "recetas" del Fondo Monetario Internacional, por cuanto esos países determinaron su política económica bajo las recomendaciones de dicho Organismo.
Prácticamente son las mismas políticas que nos recomiendan insistentemente (reducción de la oferta monetaria, lo que ahoga sobre todo a pequeñas y medianas empresas, reducción de los salarios, aumento de los impuestos, provocando con ello, más paro, menos consumo y consecuentemente, el cierre del circulo vicioso de la crisis, que no parece tener fin, por mucho que los políticos nos lo quieran pintar de rosa en España, pero la verdad es que en estos momentos, para la Unión Europea, somos un gran problema). Estas exigencias y recomendaciones son parecidas a las que aplicó Alemania para solucionar su enorme inflación, en los años 30 del pasado siglo, reducción por decreto de todos los salarios, lo que causó unos niveles históricos de desempleo. Una vez más, la reducción de los salarios destruye el consumo, y esto acaba con las empresas que, dejando de pagar a sus empleados completan como y he dicho, el círculo vicioso de la depresión. Fue esta desastrosa situación, la causa principal que favorecería el ascenso de ideologías extremistas, creándose así el caldo de cultivo necesario para que un "iluminado", Adolf Hitler, ganara en las elecciones de 1932 y presidiera desde enero de 1933 un gobierno totalitario. Es interesante, la lectura del análisis sociológico que hizo Eric Fromm, de la Alemania prenazi, en su libro titulado "El miedo a la libertad". Los resultados finales, todos sabemos cuales fueron. La Segunda guerra Mundial. Me pregunto. ¿Para qué diablos nos sirve el FMI ahora? ¿Por qué parecen repetirse los mismos errores? ¿A quién beneficia? ¿Puede alguien cuantificar el sufrimiento de las comunidades humanas que genera la situación actual? ¿Cuáles serán sus consecuencias finales?
Paco Sanz Pons
Es Castell
Indignación
Fiestas de Sant Joan. Agresión a plena luz del día, en medio de la multitud y de forma sistemática a una serie de mujeres jóvenes por parte de un grupo de individuos, todos varones. La agresión consiste en arrancarles la ropa salvajemente mientras, del mismo modo, producen tocamientos por parte de los varones donde se incluye la introducción de dedos en los genitales femeninos. Resultado: múltiples heridas, desgarramientos, hematomas y sobre todo la conmoción de haber sufrido una violación en grupo a plena luz del día y en medio del gentío. Cientos de personas mirando, vecinos y amigos. ¿Qué designación tiene este delito en el Código Penal español?
Un caballo vale más que una mujer en Ciutadella. El mínimo gesto agresivo al equino supone un linchamiento seguro. Sin embargo, ocurre lo susodicho con una mujer y la gente se queda contemplando el espectáculo incluso haciendo fotos.
En Ciutadella se conocen a todos los pederastas, los violadores y maltratadores, pero no supone ningún estigma social el que lo sean. En cambio, si eres mujer y te han maltratado, te han violado, tu padre o cualquier otro adulto abusa de ti siendo una niña, o si te pega tu pareja y sufres además violaciones y vejaciones continuas… tienes que callar. Sentir vergüenza y callar. Precisamente en las archiconocidas Fiestas de Sant Joan con toda su parafernalia de hermandad y solidaridad se producen cada año decenas de agresiones que no prosperan más allá de la comisaria; cientos que quedan en el anonimato de la vergüenza de tener que exponerse a ser más humillada aún por un sistema jurídico y una sociedad que no defiende la dignidad humana y parece regodearse de las mujeres maltratadas en toda su dimensión.
Llegué ayer a Ciutadella y sentí vergüenza de pertenecer a este pueblo. Hoy siento indignación por la pobreza moral, ética y cívica del conjunto social. No voy a reclamar la atención de las instituciones, como el de la mujer, o la Junta Electoral que tuvo la osadía de coartar mi libertad de expresión, pero sí escupo a la cara a la sociedad de un pueblo que se escandalizó por una foto, que precisamente denunciaba su doble moral y no ha movido un dedo por evitar tan horribles actos. Asco y náusea.
Sole Sánchez Mohamed
Ciutadella
Dignos podadores, La Mola y la ley
La indignación está de moda. Todo el mundo está indignado.
Indignados en Colón, en las oficinas de GESA, en el SOIB, en los Bancos; indignados escondidos…
La indignación llega a tal punto que, hasta los más presuntamente favorecidos en lo que a poder adquisitivo se refiere, también se indignan.
Lo que no han conseguido filósofos, revolucionarios, intelectuales y políticos; y que sólo consigue la muerte, que es: colocar al mismo nivel ante lo "justo e igualitario" a todos los ciudadanos por igual, lo consigue "la indignación"; ella vale para todos, parece ser que todos tenemos derecho a ese estado emocional.
Hace pocos días, leía entre asombrado y estupefacto, cómo la empresa que gestiona la vigilancia y visitas guiadas a la fortaleza de Isabel II mostraba su indignación ante la poca atención que –según esta empresa– presta el Consorcio del Museo Militar al recinto.
Se quejaban a su vez de la poca atención de los miembros de las Administraciones Públicas que forman el Consorcio. A esto, por mi particular seguimiento de lo acontecido allí y dado mi particular afecto por ese paraje, sólo puedo contestar con una sonora carcajada.
Los alumnos indignados –ellos con razones de sobra– del curso de restauración arbórea pretendíamos visitar La Mola con el fin de contemplar in situ la floración del arbusto más emblemático de nuestra isla: la santolina chamayparisus, popularmente conocida como "camamil·la de la Mola". El interés de la visita se basaba en disertar sobre la acción de la naturaleza sobre terrenos de clima agresivo y como la fuerza de ésta vence a la adversidad.
Esto no podrá ser; ya que pensábamos que la entrada para cursos era gratuita. Los componentes de esta pretendida expedición, como ya se expuso en otras epístolas, no tenemos dinero para pagar los 5.60 € que se nos pide por persona; cantidad esta, ya con descuento.
Pero, así como el hambre agudiza la mente, la indignación me lleva a buscar recovecos en aquellas leyes de tono rimbombante, de rúbrica real y que no deberían de ser mero papel mojado.
Entre ellas, tenemos la Ley 16/1985 de 23 de junio. Además de otra a nivel autonómico, prácticamente calcada de la estatal.
En dicha Ley, en su Título I, Artículo 13, párrafo 2, se puede leer refiriéndose a monumentos Bien de Interés Cultural: "Asimismo, los propietarios y, en su caso, los titulares de derechos reales sobre tales bienes, o quienes los posean por cualquier título, están obligados a permitir y facilitar su inspección por parte de los organismos competentes, su estudio a los investigadores, previa solicitud razonada de éstos, y su visita pública, en las condiciones de gratuidad que se determinen reglamentariamente, al menos cuatro días al mes, en días y horas previamente señalados."
Como curso de aprendizaje, hemos tocado varias materias relacionadas con especies vegetales que se dan en el paraje de La Mola, nuestra intención era presenciar, como ya dije, su floración; no se nos puede catalogar como investigadores; pero nuestro trabajo, sí como parte de "un estudio".
Y como ciudadanos españoles, tenemos derecho a demandar el cumplimiento de este Artículo de la Ley, para que, cuando el Organismo Competente lo determine, poder visitar en día y hora previamente señalada, el monumento en condiciones de gratuidad, tal como marca una Ley firmada por el Rey.
En mi caso personal, resulta paradójico, dada mi ideología, que tenga que mentar al Rey como garante con su rúbrica de esta Ley, y que otros, que se jactan de otra posición ideológica, les importe poco tal firma.
Pero, en mi caso, lo importante es que vivo en una especial coyuntura histórica, en la que tal figura aglutina de forma semiótica a todos los ciudadanos de este país. No cumplir esta Ley es un agravio contra esa figura y sus representados, participen o no de su idea.
He decidido abandonar mi posición de indignado y demandar mi dignidad de ciudadano. Por tal motivo, me reservo la facultad de solicitar ante el Comandante General de Baleares, en este caso Presidente de la Junta de Fundadores del Consorcio del Museo Militar; ante la Ministra de Defensa, en este caso la que ostenta en nombre de la ciudadanía la propiedad del Monumento; ante el Conseller de Cultura del CIMe, en este caso quien tiene las competencias para que la citada Ley sea cumplida; y ante el Rey, del que soy el más humilde de sus vasallos, el poder estar informado de en qué días y horas señaladas se me puede permitir la visita a la Fortaleza de Isabel II en condiciones de gratuidad, tal como la Ley dicta y otorga.
A tal efecto, espero una respuesta pública del motivo por el cual no se cumple la Normativa, y si existiera razón eximente de cumplirla, las razones por las cuales prevalecen lo intereses de una empresa de carácter privado sobre una Ley que ensalza lo Público y que en su Preámbulo dice: "Porque en un estado democrático estos bienes deben estar adecuadamente puestos al servicio de la colectividad en el convencimiento de que con su disfrute se facilita el acceso a la cultura y que ésta, en definitiva, es camino seguro hacia la libertad de los pueblos".
Dios guarde a V.E muchos años
Salud.
Rafael Meliá López
Maó