Las noticias aparecidas estos dias en la prensa sobre el aforamiento del antiguo jefe del Estado nos ha permitido conocer la cantidad de aforados que pupulan alegres y felices por el territorio nacional.
Estar aforado es tener el derecho por ejercer un cargo público o por la profesión que ejerces de ser juzgado por un tribunal distinto al que correspondería a un ciudadano normal, también hay personas y entidades que gozan de exenciones, están exoneradas del pago total o parcial de algunos tributos.
Estos aforados son políticos altos cargos del poder judicial , personas que ya gozan de otros privilegios en cuanto a retribuciones, disposiciones y ventajas que el resto de mortales no tenemos.
Me parece tremendamente injusto el agravio comparativo que se produce entre esta élite bien tratada y remunerada y los cada vez más pobres asalariados, que son juzgados, castigados y muchas veces penados directamente con sanciones y multas a las que no puedes recurrir o no dispones de los medios necesarios para apelar.