Las empresa de la construcción observan con preocupación la evolución del sector en los próximos meses. Aumentan los precios de las casas y pisos de segunda mano, pero advierten que después del invierno se producirá una caída de la actividad al concluir las reformas de los hoteles y tampoco hay buenas expectativas para edificar nuevos edificios. Los efectos de la burbuja inmobiliaria se siguen notando, lo que crea una sensación de impasse.
La crisis de aquella burbuja se llevó por delante numerosas economías domésticas, amenazas o castigadas con el desahucio; empresas constructoras, innumerables puestos de trabajo e incluso cajas de ahorros. A partir de estas premisas hay que gestionar la actual recuperación de este sector, que tiene puestos los ojos en las rehabilitaciones y los chalés de lujo. El boom del alquiler turístico también pesa. En este contexto surge la demanda imparable del acceso a la vivienda digna.
El futuro de la construcción exige una política de vivienda que cuide el territorio y la estética de la Isla, Reserva de Biosfera. Los poderes públicos deben actuar para evitar pelotazos y escándalos, aportando, sobre todo, seguridad jurídica.