La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha calificado de «interesantes» las medidas para desincentivar el transporte aéreo como una actuación en la lucha contra el cambio climático y para reducir las emisiones contaminantes de los aviones. Nueve países europeos se han aliado para reducir el transporte aéreo mediante la imposición de tasas que graven la utilización del queroseno, combustible utilizado en la aviación.
De prosperar estas propuestas se producirá un encarecimiento de los trayectos en avión, lo que al mismo tiempo afectará el desplazamiento de los turistas. En Francia, que ya se está aplicando esta ecotasa aérea, cuya cuantía oscila entre 1,5 y 18 euros, no se prevé imponer el gravamen a los residentes en las islas de rutas no continentales, como Córcega.
Un criterio similar se espera que se apruebe para los territorios extrapeninsulares en España, que está dispuesta a imponer la nueva tasa. Pero una cuestión son los residentes en las regiones insulares, para quienes el avión no es un lujo, sino una necesidad, y otra son los turistas. Estas medidas tendrán una gran repercusión para el conjunto de la sociedad y la economía menorquinas.