Todavía es un deseo, pero el mero anuncio de que el próximo lunes Balears –con excepción de Formentera que ya lo está– podría entrar en la fase 1 del desconfinamiento ha supuesto un auténtico revulsivo. Ayer eran perceptibles los preparativos en los pequeños comercios y bares para poder levantar la barrera, con restricciones, el lunes día 11. Los aforos reducidos, las citas previas, las limitaciones en la atención a la clientela no frenan a los pequeños empresarios de las Islas. Hay en el ambiente una necesidad de superar la crisis de la covid-19 para encarar una nueva etapa, aunque no esté exenta de dificultades e incertidumbres. Balears ha sido, por fortuna, una de las comunidades menos castigadas por el coronavirus. El esfuerzo de los sanitarios, junto con diversas medidas de contingencia, ha logrado evitar el colapso del sistema hospitalario en su conjunto. Si el Gobierno demora la desescalada en las Islas, supondría una enorme decepción a tenor del ambiente que se respira entre las pymes; los únicos que tienen acceso a las mejoras de la fase 1. Después de unas primeras semanas de absoluta confusión, el progresivo control de la covid-19 en los principales países mercados turísticos de Balears abren nuevas expectativas sobre la recuperación de la temporada turística. La apertura de los aeropuertos y reanudación de los vuelos internacionales es objeto de debate. Una buena noticia.
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