El encuentro de ayer entre el Govern y los representantes del sector turístico balear finalizó con un acuerdo lógico: la realización de pruebas de PCR a los turistas en el inicio de la próxima temporada. Desde el inicio de la pandemia se ha insistido en que la demanda no se reactivará hasta que no se garantice la seguridad sanitaria de las Islas. El problema radica en la insensibilidad del Gobierno central, responsable de la gestión de los puertos y aeropuertos, frente a las demandas que en este sentido se realizan desde Balears. El acceso restringido a puertos y aeropuertos permite un control más efectivo para la aplicación de las medidas anticovid, en este caso la realización de PCR a los pasajeros que no acrediten haber dado negativo en los puntos de origen. Seguridad, un concepto básico si –como pretenden los hoteleros– el objetivo es abrir la temporada en la próxima Semana Santa. El Govern ha asumido desde el primer momento la trascendencia social y económica que tiene el turismo en Balears, la disposición a financiar las pruebas de PCR es una prueba más de ello, pero hay que denunciar la absoluta falta de complicidad en lo que respecta a la adopción de medidas sanitarias excepcionales en las Islas. El responsable de Salud en la lucha contra la covid-19, el doctor Arranz, admitía la entrada de personas contagiadas procedentes de capitales españolas llegadas por vía aérea. Mantener el modelo actual es una temeridad.
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