La presidenta del Govern, Francina Armengol, quiere prolongar el toque de queda en Balears, una medida que quedará invalidada si, como anuncia el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acaba el estado de alarma el 9 de mayo. Varios presidentes autonómicos advierten que es precipitado suprimir las restricciones a la movilidad con el actual nivel de contagios. No se puede repetir el fracaso del pasado verano, cuando poco después de empezar la temporada, se interrumpió al dispararse la cifra de casos en Alemania y Gran Bretaña. Pero este año ha empezado la vacunación. La presidenta Armengol debe actuar con más determinación frente a Madrid y Bruselas. Mantener las restricciones supone prolongar la agonía de miles de empresas y sus trabajadores, incomprensible cuando el eje del problema está en acelerar la inmunización de la población. Y es posible. Es cuestión de priorizar la vacunación, incluyendo los colectivos profesionales esenciales para la economía española; y el turismo agrupa buena parte de ellos. Hay que exigir. Es el momento de salvar la economía y ello implica que lleguen más dosis a Balears para acabar con el retraso en la vacunación.
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