La ya excanciller Angela Merkel ha cerrado una larga etapa de dieciséis años al frente de Alemania que ha marcado las grandes decisiones de las instituciones europeas. El mandato del socialdemócrata Olaf Scholz al frente de la Cancillería alemana viene marcado por una compleja coalición del SPD con Los Verdes y el Partido Democrático Libre, que permite el regreso al poder de los socialistas tras el largo paréntesis conservador de Merkel. Scholz llega al Gobierno en unos momentos muy delicados para Alemania con la pandemia que se está cebando en el país debido, en buena medida, a las bajas tasas de vacunación que registra.
También está sobre la mesa el conflicto latente en Ucrania, con la amenaza de una invasión de Rusia que puede comprometer la llegada del gas natural. La gestión de la nueva mayoría parlamentaria es uno de los aspectos que genera más incertidumbre en Olaf Scholz, todo lo contrario a la orientación que pretende imprimir, ya que él ocupó la cartera de Finanzas y fue el número dos con la cancillera Merkel. Con todo, la expectación resulta inevitable por cuanto cualquier movimiento de Alemania tiene sus consecuencias inmediatas en toda a Unión Europea; en especial en el terreno económico, además de en el plano personal sobre cómo logrará diluir el enorme peso de la figura de su predecesora en el cargo.