La Unión Europea ha modificado a la baja todas sus previsiones económicas para este año y el 2023 con recortes significativos en las tasas de crecimiento del PIB, mientras que la inflación seguirá castigando a las empresas y ciudadanos. España no se libra de este escenario adverso al calcular para el 2022 un crecimiento del 4 por ciento –un 1,6 por ciento menos de lo inicialmente previsto–, mientras que la inflación repuntará hasta el 8,1 por ciento. Aunque, en términos casi inapreciables, el PIB español está previsto que supere el 2,7 por ciento del conjunto de la UE en 2023, lo cierto es que la tasa de inflación duplicará la de este año debido a la invasión rusa de Ucrania y el encarecimiento de la energía.
Esta crisis tiene una dimensión continental y, por tanto, requiere actuaciones conjuntas. Bruselas ya se prepara para un corte total del suministro de gas procedente de Rusia. La economía balear, por el enorme peso del turismo, depende de la economía europea y de manera especial, de los países emisores. Alemania y Francia, dos mercados muy importantes para las Islas, ya se preparan para una evolución negativa, que atisba la recesión, una deriva de la que no se librará Gran Bretaña a pesar del brexit. La Unión Europea está encendiendo severas advertencias de alarma para los próximos meses, lo que exige adoptar medidas y estar prevenidos.