El 2022 se caracteriza por el fin de las restricciones de la pandemia, aunque no puede en absoluto darse por controlada, y una dinámica que ha superado todas las previsiones. Todos han optado por recuperar el tiempo perdido en ocio y diversión; factores en los que Balears ha ocupado un lugar de privilegio. Un aumento del 13 por ciento en el Producto Interior Bruto confirma la excepcionalidad de un año que comenzó todavía bajo la incertidumbre. El ritmo que ha alcanzado la economía en este 2022 ha tenido en el empleo su mejor consecuencia. Las Islas han alcanzado lo que puede considerarse el pleno empleo técnico, gracias en buena medida al buen comportamiento de la industria turística en su conjunto. Los beneficios empresariales también han alcanzado altos niveles, aún cuando también evaluarse los costes.
No todo ha sido positivo. Lo que puede entenderse como una evolución económica privilegiada, en Balears esconde severos inconvenientes. Un precio de la vivienda desorbitado con un mercado desequilibrado por la fortísima demanda, servicios públicos desbordados, como se constata en sanidad pública; invasión de espacios naturales, sensación de agobio durante unas semanas. Todo ello forma parte de un conjunto indisoluble de pros y contras en nuestra realidad actual.