Dirigentes de 148 países y cerca de 50 jefes de Estado, entre ellos los Reyes de España, Donald Trump o Emmanuel Macron, así como miles de fieles, asistieron ayer al funeral por el papa Francisco. La afluencia fue de tal magnitud que casi 200.000 personas se congregaron en la Plaza de San Pedro y sus aledaños para despedir al Pontífice. El Santo Padre fue recordado en la homilía por «no cesar de alzar su voz implorando la paz» y por instar a una «negociación honesta para encontrar posibles soluciones». Una de las obsesiones del obispo de Roma fue estar siempre al lado de los pobres y de los que sufren. El papa Francisco también será recordado por su lucha contra el cambio climático y por situar la protección del medio ambiente en el centro de su pontificado.
Dedicó dos cartas papales a los peligros del calentamiento global, y alertó de que este cambio afectaba sobre todo a los más desfavorecidos. Francisco fue el primer líder de la Iglesia católica proveniente de un país latinoamericano y ha dejado una huella imborrable en la forma de gobernar y gestionar. Ahora se abre un período para elegir a su sucesor y la gran incógnita es saber si el nuevo Papa seguirá su legado reformista o habrá un giro conservador. Francisco pasará a la historia como el pontífice que entendió los cambios que necesita la Iglesia.