Durante este año, tanto la Guardia Civil de Tráfico como los agentes de las Policías Locales han detectado un preocupante incremento del número de conductores que utiliza el teléfono móvil y envía o revisa WhatsApps mientras circulan. Es una imprudencia gravísima, que acarrea multas severas, pero que va en aumento, a pesar de los graves riesgos que acarrea. Antes la tendencia era que muchos pilotos hablaban por el teléfono. También era una distracción severa, que causó muchos accidentes. Hoy los conductores que mandan o contestan a WhatsApps pasan segundos con la vista fija en la pantalla, descuidando la calzada.
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, así como los agentes municipales, sostienen que sus plantillas están demasiado ajustadas para llevar a cabo más dispositivos de control para detectar y sancionar estos inaceptables comportamientos imprudentes. Sería necesario reforzar los equipos de tráfico para poder incrementar las sanciones. En cualquier caso, como bien remarcan los expertos en seguridad vial, se trata sobre todo de una cuestión de educación y civismo. Cualquier despiste al volante puede ocasionar una desgracia, pero utilizar el móvil al volante dispara esa posibilidad. Las multas también deberían ser más elevadas, ya que los cursillos de readaptación son del todo insuficientes.