Margarita Caules Ametller
No puedo ni debo dejarlo para mañana, el pedir disculpas a mis lectores, por el olvido involuntario al dejar de escribir junto al titular del pasado sábado un dos com unes cases, por tratarse del segundo artículo dedicado a La Fantasia, ja ho veig, tindré que menjar panses.
Finalicé el mismo, con el nacimiento de Juan Antonio Palliser Salas, antes de continuar vuelvo atrás en el tiempo anotando varios datos y curiosidades que he ido descubriendo de aquel mundo con que se topó Pedro Palliser al llegar de Mercadal.
Mahón 1918. Estaban de moda los casinos, llamados cafés en sociedad, movidos por una gran rivalidad entre sus socios.
El Casino Mahonés, en la plaza Príncipe. En la calle de Cifuentes 7, el Casino Consey. En la Arravaleta 34, se encontraba el llamado Casino Nuevo Centro. El de La Unión en la calle Nueva 1. El Casino Menorquín en Buen Aire 15 y por último en la calle Roig 2, el Casino Obrero de Unión Republicana. Esta diversidad de diferentes ambientes feia bullir s'olla, Dios nos libre tener relaciones formales siendo cada uno de ellos de un lugar diferente .
Estos 6 centros o puntos de encuentro, beneficiaban a los comerciantes de la ciudad, intentando ser el mejor, en cuanto a montaje de fiestas, como podrían ser bailes conocidos de sociedad, recitales, obras de teatro, etc.
Sin duda, la competencia debía favorecer a los comerciantes y su entorno, en el caso que me ocupa a Sebastián Palliser, propietario de La Fantasía. Los comentarios callejeros siempre solían estribar y alabar a las mujeres que lucían mejores prendas, para ello antes debían ir a comprar las telas que a buen seguro a cal senyor Sebastià, debieron venderse cantidad de metros.
Era costumbre que al estrenar traje o vestido nuevo, inmortalizarlo posando en alguna de las galerías de los fotógrafos de más renombre, en todo Mahón en 1918, tan sólo se encontraban 3 que estaban en regla. Francisco León Hernández, Infanta 25. Sebastián Olives Rotger, paseo Ravaleta y Francisco Seguí Coll, doctor Orfila 36.
El 25 de junio 1919, por mediación de "La Voz de Menorca", salió un anuncio que decía así: Aprendiz.- se necesita uno en el comercio de tejidos La Fantasía.
Y el 11 de octubre de 1918 se hacía saber que en La Fantasía se exhibía en sus lujosos escaparates una gran exposición con los géneros y sombreros de moda recientemente recibidos de España y del extranjero.
6-Junio-1921 (Tal día como hoy se cumplen 88 años) Apareció el siguiente anuncio: Los dueños del acreditado comercio La Fantasía, ponen en conocimiento de su distinguida clientela, que desde hoy han implantado el precio fijo, para todas las ventas que realicen. Al dar esta noticia participan a las señoras que durante este mes harán importantísimas rebajas de precios de todos los artículos.
Transcurrido un año, 30-6-1922, un nuevo comunicado hacía saber: La dirección de La Fantasía, en vista del constante favor que le dispensa el público, ha ideado hacer un sorteo en el que entrarán todos los días de cada mes, cual sorteo se celebrará el día último de todos los meses. A toda persona que haya efectuado las compras en el día que sea igual al número afortunado, se le devolverá el día 5 del mes siguiente el importe total de lo comprado aquel día. Así es que recomendamos a todos los señores hagan sus compras en La Fantasía, seguros de que muchas de las compras efectuadas les saldrán completamente gratis. Esta innovación empezará a regir el día primero de julio de 1922. (Copiado textualmente)
Reanudando la charla con Antoñita, la mayor de los hermanos Palliser Salas, me explicó de las peripecias y recuerdos que guarda de las casas del Ateneo. Su hermano había nacido en febrero de aquel fatídico 1937 que tantos quebraderos de cabeza llevaba a su tío Sebastián, no podía comprender que su sobrino Pedro y su familia vivieran en la carretera de Sant Lluís, en el centro de los bombardeos, a pocos metros del campo de aviación y del cuartel de Santiago, día sí y otro también, le recriminaba invitándolo a trasladarse a Mahón, tanto insistió que incluso les buscó una casa en la Raval, que según me comentó va durar de Nadal a sant Esteve, ellos preferían su blanca casita, con un precioso estruc que su tío por línea materna Francisco Olives mestre Cateri, decorador de los principales teatros barceloneses, autor del telón más preciado con que cuenta nuestro querido Teatro Principal, había pintado preciosas y exóticas cenefas, compuestas con buen gusto, coloreadas con otro tanto de ingenio por aquel ilustre maestro, que años después sería el suegro d'en Vinyes de la cuesta de la Plaza.
El 8 de diciembre de aquel mismo año al que más arriba hago alusión, la casa dio una fuerte sacudida, en el sótano, donde jugaban y disponían de una enorme bañera que llenaban de agua de una cisterna que se encontraba muy cerca, una figura que estaba sobre un estante, incomprensiblemente dio la voltereta , aún hoy la guarda como un tesoro. De repente se escucharon fuertes zumbidos y un estrepitoso trueno, Lola, la joven madre como presagiando algún mal cogió entre sus amorosos brazos a sus hijos en fuerte abrazo, el corazón de madre no le falló al prever algún mal. Muy cerca en Trepucó acababan de fallecer debido al bombardeo dos angelitos, dos hermanitas, Aguedita y Esperancita Pons Olives de 5 y 4 años respectivamente. Con la misma fecha se destruyó el Salón Trianón.( Gracias al maravilloso e infatigable trabajo que los menorquines heredamos del maestro Deseado Mercadal, siempre querido y admirado por esta servidora, he podido escribir con exactitud las fechas de los bombardeos).
A pesar de la contienda, la vida iba girando página y Antoñita que ya demostraba ser muy habilidosa y llevaba el espíritu comercial de los Palliser, confeccionaba zapatitos, cojines para alfileres que llenaba con serrín y otros artículos que exponía sobre una mesa situada en la puerta de la calle a modo de mostrador, vendiéndolo a sus vecinos. Los mismos que aprovechaban cuantos ratos disponían para continuar picando y poder llegar a tener un túnel de refugio, que no llegaron a finalizar.
Antoñita, me continuó hablando de aquel pan blanco hecho con harina de algarrobo que todas las semanas les mandaba su abuela materna y que a ella tampoco le agradaba tener que darle bocado. A los 4 días de la liberación, empezaron a cambiar comestibles por telas, La Fantasía, quedó prácticamente vacía, en los estantes infinidad de cajas muy bien colocadas, pero totalmente vacías de género.
Otra fecha importante de los Palliser Salas fue el 13 de febrero de 1939, en que la familia se vio aumentada con otra niña a la que llamaron Esperanza.