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Xerradetes de Trepucó | Anecdotario Automovilístico (3)

Rafael Roselló Olivar

Se trata del mismo automóvil que conduce Roselló, un Panhard & Levassor modelo 1908

Transcurridos más de 25 años que publiqué una entrevista a Rafael Roselló Olivar, al cual conocí tota sa vida, desde que tengo uso de razón. No obstante mi padre trabajó con él desde que contaba 17 años, de ahí mi aprecio y un gran cariño por su esposa la señora Rosita, una de las mujeres más dulces y buenas con la que he tratado a lo largo de mi recorrido per sa vida. Todos ellos, los citados, al cel sien.

Creo que es mi deber escribir alguno de sus pasajes en estos momentos de intentar recrearme con el anecdotario automovilístico en la isla, dado que el señor Rafael, como le llamaba, fue pieza fundamental con los automóviles, si bien no el introductor, pero sí un notabilísimo comercial, introduciéndolos en masa a partir de los años 1925. Con anterioridad representaba la casa de neumáticos Michelin, llegando a ser nombrado distribuidor oficial.

Nació en la calle del Horno el 2 de agosto de 1898 y falleció el 16 de julio de 1996.

Desde muy joven, siempre pensó en trabajar. Antes, paso por diferentes colegios, con don César en la cuesta Deyá, Fontiroig, doña Magdalena Humbert, pero él mismo añadió que a buen seguro con el que más aprendió de números y letras fue con don Antonio Pons, conocido per es besuc. Añadiendo que era tan buena persona y tenía tanta paciencia, que logró lo que los anteriores no lograron.
Mahón vivía unos momentos difíciles, acababa de quebrar una de las empresas que más jornales repartía, la Anglo Española. Rafael Roselló tuvo suerte, entrando en la Compañía Marítima de Vapores, dirigida por don Juan Taltavull Galens. Llevaba equipajes al vapor, ganaba de uno a dos duros por mes, y cambió de oficio entrando en La Fantasía, del señor Sebastián Palliser.

Uno de sus amigos, un tal Marcelino Traguesa, se marchó a trabajar a Mallorca, con la intención de hacer el aprenentatge en una tienda dedicada a la venta de mercería de las tantas que se encontraban en la capital balear. El aprendizaje duraba 3 años, las condiciones eran disponer de cama y comida, lo que se conocía como mantingut, más las propinas, que llegaban a ser muchas. Roselló hizo lo propio, entró en la casa Vidal de la calle Jaime II. Con el tiempo pasó a la casa Cherris. Allí, su cometido fue diferente, recorría todas las tiendas de Mallorca, ofreciendo hilos de coser, de bordar, cintas y artículos propios para ambos oficios. Para ello se compró una bicicleta que le costó 12 duros, con la particularidad que esta misma cantidad era lo que cobraba al mes, pagaba 8 de manutención y, con los 4 restantes vivía como un milord.

Fue una etapa bonita, su manera de ser lo llevó a conocer mucha gente, su espíritu comercial lo empujó a descubrir nuevos ambientes, otras ciudades, incluso llegó a reglar papeles, como se decía, para ir a trabajar a Francia, quedándose a mitad de camino, empleándose en una de las casas del ramo, de la calle Aviñón, de la ciudad condal. Fue su patrón quien le ofreció la representación del género que ellos tocaban para todas las Baleares. Lo cual aceptó.

Recuerdo que el día que le entrevisté, fue en su segunda casa como a título humorístico llamaba al Dineret, apelativo que podía hacer en serio, no en vano el siempre apoyo la idea de la continuidad del Casino La Unión, aportando cuanto capital fuese preciso.

En aquella época, visitaba y era muy bien recibido por las modistas más famosas, entre ellas, Margarita Pons, apodada na Guida de Lo; Brígida de la calle de las Moreras; na Llulla, Magdalena Buñuel, etc.

En ocasiones he hablado, del café Nuevo Centro, el 1º, que se conoció en aquel Mahón de principios del siglo XX, situado en la Ravaleta esquina con la del Norte, regentado por el famoso cocinero que anteriormente lo fue del Dineret, Pedro Derresdies. Aquel edificio que en 1930 pasó a ser la oficina de la Caja de Pensiones para la Vejez y Ahorros, era punto de encuentro de los viajantes que visitaban nuestra ciudad, allí cambió la vida de Rafael Roselló.

Uno de aquellos representantes, el de la casa Font Albi y Cia. Vendedor de neumáticos, le ofreció la representación. Fue la subida al primer eslabón de la locomoción. Y funcionó, vaya que funcionó. El 1º coche que llevó fue un Mathis, le siguieron otras marcas? Buick , Chevrolet, Renault.

Aquel Mathis, nuevo de trinca costó 7.000 pesetas. La misma marca de 2 asientos, 5.000. Los señores poco a poco cambiaron de parecer, se iban animando, un feia ganes a s'altre. En 1924 se encontraban en toda la isla unos 30. Las ventas no eran fáciles, tanto que ideó el intercambio de un automóvil por un carretón, o galera, los caballos... Incluso admitía trigo y carbón, género que vendía directamente a un portentoso hombre de negocios, Arguimbau.

En un principio se instaló en la esquina de la plaza Constitución con la de la Iglesia, permaneció 20 años, mudándose al número 10, donde todos le conocimos.
Los coches Chevrolet llegaban directamente de América, muy bien embalados en cajas, totalmente desmontados. Bernadí los subía con su carro desde el vapor hasta la calle del Comercio en una cochera frente a es carreró de ses bruixes, donde tenía el taller que Conrado Mantolán y su mozo, un jovencísimo Gori, montaban y ponían a punto. Esto dio pie a que, al vender o cambiar un coche con la galera, se comprometía que aquel jovenzuelo enseñara a conducir, unas veces al comprador y otras al cochero de la familia que lo adquiría.

Montó el 1º surtidor de Petróleos Porto Pi. También vendía gasolina a 49 céntimos el litro. Como anécdota, decir que el primer cliente en repostar fue el dentista, señor Anglada. Podría decirse que aquel surtidor estaba abierto de día y de noche, a cualquier hora podían acudir. Incluso a altas horas, al ser requerido, se levantaba y servía al cliente.

Margarita Caules Ametller

Otra curiosidad fue la venta que efectúo a don Marcos Montañés. Un Mathis molt xulo, el trato fue el siguiente. Escrito tal cual me comentó: me compró y a la vez me regalo el coche con la condición de que yo debía llevarlo gratis a su finca, de Subaida, trato que acepte, llevándolo 230 veces. Los taxistas por uno de aquellos viajes cobraban 3 duros.

En 1933 mando construir el edificio de la plaza Constitución y en 1960 amplió hacia la cuesta de la Plaza.

Rafael Roselló fue el 1º en vender en 1950 las motos Lube y también las populares motos Vespa y los Seat 600. Al principio se vendían al contado o entregando pequeñas cantidades, después llegarían las letras. Mucho antes que todo esto, vendió infinidad de bicicletas por 30 duros, que adquiría en Francia. (Continuará)

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