Antonio Pons Villalonga
La extinguida Base militar aeronaval de Pollensa fue creada por el Ejercito del Aire en el año 1944, formando dos grandes hangares junto a una explanada con firme de hormigón que contaba con dos rampas al mar, una gran grúa y una dotación de 12 hidroaviones Dornier DO24 para servicio de salvamento marítimo y reconocimiento. Ya se sabe que la bahía de Pollensa venía de mucho tiempo antes prestando servicio de vuelos regulares a hidros de pasajeros a las compañías Ala Littoria y Air France, italiana y francesa respectivamente y durante la guerra civil, albergó varios bombarderos, Cant-501, Heinkel-59, y Cant-506 que después de intervenir en acciones de guerra se fueron extinguiendo hasta su desaparición. Todos estos hidroaviones, en un momento dado, tuvieron su protagonismo con Menorca en el transcurso de sus históricas evoluciones, como demuestran las fotos insertadas en esta crónica. Para poder informar debidamente de la época ultima de la base en que sirvió de salvamento y reconocimiento con los Dornier y Grumman, o sea en tiempos de paz, he contado con la ayuda de mis amigos Mario Pons Villalonga, soldado y testigo directo de los tristes acontecimientos ocurridos el 5 de agosto de 1955, y Mario Pons Prats, sargento especialista mecánico que en su curriculum acredita muchas horas de vuelo como tripulante.
Por la base aeronaval de Pollensa pasaron muchísimas promociones de soldados menorquines que sirvieron en el cuerpo de aviación para cumplir con el servicio militar y cada uno de ellos podrían contar sus experiencias y vivencias, que sin duda son muchas, pero el interés general obliga a resumir. La interesante actividad militar con hidroaviones en la bahía de Pollensa se fue apagando, y de que manera, en la década de los años 70 hasta la total liquidación de la base. Los Dornier en esta época dejaban sólo la muestra de su existencia entre rotos y averiados, habiendo dos de ellos en buen estado que fueron adquiridos por un magnate americano, que no se sabe qué ha pasado con ellos, tres para museos del aire, Madrid, que lo recibió por carretera desde la base de Los Alcázares en San Javier-Murcia. Alemania, que lo recibió desde el lago Constanza, donde amerizó, y desconozco cómo llegó el tercero a Hendon, en Inglaterra. Los anfibios Grumman Albatros, que algunos años antes alternaron el servicio junto con los últimos Dornier y que se habían iniciado también con el cometido de salvamento en Pollensa, acabaron finalmente pasando a cubrir este servicio en la base aérea de Son San Juan en Palma, donde, una vez retirados, los helicópteros fueron ocuparon su cometido en el cuerpo de salvamento, y todavía hoy son los que prestan el servicio con gran éxito y eficacia. Las personas de más edad de Fornells pueden recordar perfectamente los amerizajes del vuelo regular menos el lunes, de los hidroaviones Leo-242 de Air France durante los años 1937-38-39 y los de menos edad a los Dornier DO24, que con sus esporádicas visitas, las tripulaciones compraban productos menorquines, entre los que destacaban los helados La Menorquina. Ésta es la historia final del servicio de salvamento y observación por parte de hidroaviones del SAR después de dejar atrás varias operaciones de rescate y salvamento de personas en el mar que realizaron con éxito.
Estimado Sr. Pons. Soy hijo del capitan Lorente Arraiza. seria posible contactar con usted? Un saludo Mikel