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Sin flash

En forma de cuento chino

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Aquel grupo de jóvenes anhelaba ver al Maestro "Lin Yu" y peregrinaron hasta la ciudad de "Hangzhou" con la finalidad de recibir sus preciosas enseñanzas. La fama del anciano había traspasado las fronteras y eran muy numerosos los que le querían conocer personalmente. La debilidad de su aspecto físico, ya desgastado por su avanzada edad, contrastaba con el vigor de sus convicciones, la coherencia de sus acciones y la extraña belleza de sus pensamientos.

Tras el largo viaje, les comunicaron la noticia de que Lin había partido hacia la montaña sagrada de "Taishan" para vivir en la contemplación, el silencio y la soledad. Para alcanzar el último grado de Iluminación: la paz perfecta.

Se aprovisionaron de todo lo necesario, emprendiendo la larga marcha por caminos escarpados, parajes abruptos y sinuosas veredas. Tras duras y agotadoras jornadas, parecía como si aquel viaje, no fuese a acabar nunca.

Al llegar, por fin, superando mil penalidades y aventuras, se encontraron al viejo, deshidratado y moribundo. Ensimismado en sus meditaciones, se había quedado sin víveres.

Estuvieron cuidándolo durante varias semanas hasta que, finalmente, se recuperó del todo. Pasaron juntos largas veladas: conversando alrededor de una taza de té, riendo, cantando viejas canciones a la luz de la luna y compartiéndolo todo. Después de hacer acopio de lo necesario, para que el anciano pudiese permanecer allí durante el invierno, se despidieron con un efusivo abrazo. Era poco probable que se volviesen a ver.

Al regresar, la gente del pueblo, se arremolinó expectante para preguntarles sobre su audaz odisea.

- ¿Habéis podido ver al Maestro?

- ¿Os ha revelado algún secreto o enseñanza valiosa para esta vida?

- ¿Podéis, por favor, comunicarnos algo de lo que habéis aprendido tras el largo viaje?

Los peregrinos se miraron tan divertidos como si acabasen de llegar de una gran fiesta. El más joven de ellos, respondió sin una sombra de duda:- Buscad al Maestro y cuidadlo lo mejor que sepáis, porque hemos podido experimentar, lo frágil y delicada que es la sabiduría…

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