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Anecdotario automovilístico (9)

Los encantos del automóvil

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El veinte de octubre de 1914, el parque automovilístico de nuestra ciudad se veía incrementado con un precioso automóvil de 4 asientos. Sus propietarios, don Antonio Mayol y don Bernardo M. Bustamante.

La víspera de las fiestas de Mahón de aquel mismo año, a través de la prensa se ofrecía un joven examinado de chauffeur mecánico. Para más informes, calle de Gracia 27.

Pasamos páginas, llegando a 1920, donde se puede leer, una extensa publicidad del llamado. El Auto Camión. Dice así: Provisto de cómodos asientos, ha establecido un servicio para transporte de pasajeros entre Mahón y Alayor, durante las fiestas de este pueblo. Con tal objeto saldrá de Mahón, el sábado día 14 a las 3 de la tarde, y el domingo 15 a las 8 de la mañana y a las 3 de la tarde, si hubiera suficiente número de pasajeros, realizaría cuantas expediciones fueran compatibles, con el indicado servicio.

Para la próxima semana, anuncia una expedición a Ciudadela, saliendo de Mahón a las 7 de la mañana del miércoles 18 regresando de aquel punto a las 5 de la tarde del mismo día. Los asientos se dispondrán en el garaje de la plaza del Retiro y en el establecimiento La Palma.

Por aquel entonces, la casa Ford, se sentía satisfecha, con su nuevo modelo Universal. El doble "Falton" tan sólo valía, 6.200 pesetas. La novedad y el sueño de todo propietario era el que disponía de conducción interior, arranque, alumbrado eléctrico por batería y ruedas de llanta desmontables, por el irrisorio precio de 9.500 pesetas.

Don Juan T. Vidal, de la calle doctor Orfila 10, representante de los mismos, aprovechaba la publicidad para ofertar, un camión de media tonelada y chasis por 7.500. A demás de ofrecer neumáticos y cubiertas Pirelli.

"Adquisición de otro ómnibus". Con este titular esperanzador y según ya había comunicado hacía días la compañía de los hermanos Escudero Sturla, Se había recibido el nuevo auto modelo Ford, destinado a inaugurar el primer servicio público de pasajeros entre esta ciudad y San Luis. (El periodista continuaba, diciendo): El coche ómnibus, es verdad precioso y cómodo, es igual a los que ya tiene la empresa y que tan buena acogida han merecido.

Ayer tarde y por vía de prueba, realizó una excelente expedición al pueblo mencionado, donde frente a la iglesia parroquial fue bendecido por el señor ecónomo de la misma, don Pedro Roselló, asistido por el señor vicario, don Antonio Orfila.

Terminada la ceremonia religiosa, el auto dio un paseo por los caseríos de Torret y S'Ullastrar, al que asistieron en representación de la empresa don Bartolomé y don Andrés Escudero a quienes acompañaban los señores presbíteros nombrados y algunos amigos particulares, pues no se dio al acto carácter oficial y sí íntimo, lo cual no fue óbice, para que los concurrentes fueran obsequiados con un espléndido refrigerio, el cual dio motivo a expresivas felicitaciones y sinceros votos.

La prueba fue muy feliz, brillante (escribió, el periodista). Pasando por los caminos a una velocidad media. El ómnibus salvó en diez minutos escasos, la distancia entre Mahón y San Luis.

Los habitantes y residentes del blanco pueblo de San Luis, se sentían satisfechos, con la noticia. El 9 de agosto de 1922 daría comienzo el servicio de viajeros entre su pueblo y Mahón. Iniciándose a las seis y media de la mañana, y la última a las ocho de la noche. Las salidas, tanto de un sitio como de otro se harán por intervalos de una hora, siempre que no esté el auto completo, de estarlo, saldrá seguidamente.

(Rezaba una nota enmarcada, como si de un cuadro se tratara).
Se harán tres paradas durante el trayecto. La primera, frente a la casa Villa Antonia, la segunda, en el primer grupo de casas construidas para obreros, y la última en el segundo grupo de las referidas. El precio será el mismo que rige actualmente, para los coches o sea a treinta céntimos de peseta.

Para los señores pasajeros que se apeen en las paradas intermedias el precio será de veinticinco céntimos. (Al escribir, lo de las casas de obreros, se refería a las que se conocen como del Ateneo).

El tema de los servicios entre poblaciones iba en serio. Una floreciente competencia entre hombres decididos a prosperar, como fue el caso de la empresa de los autos, que prestaban el servicio Mahón- Ciudadela, decidió la adquisición de dos nuevos omnibuses. (Copio textualmente)

Uno de éstos, igual precisamente al que está pintado de color granate y que tanto ha gustado al público, llegará muy en breve, pues su construcción toca ya a su término. Y por fin llegó el trece de octubre de 1922, domingo soleado, propiciando, para dirigirse a baixamar, observando atentamente cómo bajaban del vapor correo un coche Hispano Suiza de 34 asientos de 40 HP, adquirido por los señores Vilafranca y Cardona, para el servicio de correos y pasaje. Continuaba diciendo: se trata de un coche muy hermoso que reúne bajo todos los conceptos, excelentes condiciones para el objeto a que se destina, felicitamos a sus propietarios.

Cuando fue desembarcado, operación que se hizo con mucha facilidad, estuvo parado en el muelle unos minutos, siendo admirado por el público que elogió a la empresa por el acierto en la adquisición del ómnibus, que efectivamente gustó mucho por su solidez, comodidad y por el gran número de pasajeros que puede transportar, como de la fuerza del motor.

Luego de estar un rato parado, embarcaron las familias y amigos de los empresarios, además del público que invadió por completo el nuevo coche, calculándose que había cerca de cincuenta pasajeros, emprendió la marcha y con toda facilidad subió por la avenida de la Independencia pasando por varias calles hasta llegar a san Luis, de regreso paró en el garaje.

A la mañana siguiente realizó el primer viaje en servicio de correo conduciendo, 39 pasajeros para los pueblos del interior.

Mientras la segunda quincena de septiembre, Andrés Escudero Sturla, propietario de un almacén en la calle de Santa Ana, rotulado con el número cuatro, en frente de donde fue el cine Alcázar, pedía al Ayuntamiento que se le concediera licencia para subir dos hileras de pared, y construir un vado.

Cuantos me leen, recordarán, que hace varios meses, cité esta cochera, dado que mi padre me explicaba que se guardaban los coches de línea que iban a VillaCarlos y San Luis. Al encontrar en la prensa antigua tal petición, una vez más me corrobora, a la vez que me da fe de cuanto me fue explicando el mecánico de la motora de la Mola.

El industrioso pueblo de Alayor, gozó el septiembre de 1922 de un nuevo servicio de coches entre aquella población y la capital de la isla.
Salía diariamente a las siete y media de la mañana y a las dos de la tarde, de la plaza Arravaleta de esta ciudad. Y de Alayor, a las doce y media y las seis de la tarde de la plaza Vieja, frente el número siete.

La salida de aquel lugar, me refiero de la plaza Ravaleta, dio que hablar. Acusando al Ayuntamiento de aquellos momentos de otorgar favoritismos. Por lo visto, los coches de línea para Ciutadella y Alayor se paraban frente al actual American Bar. Saliendo con rumbo a la Calle Nueva, frente la iglesia de Santa María, San Roque, Arraval y carretera. Con la particularidad que la calle Nueva era contra dirección Siendo muy fácil, al enfilar la calle, topar con un coche, camión, o carro de frente, dificultando la marcha. Se solía hacer "cap enrere" entrando en la de santo Cristo, con las consabidas disputas "que a los des cotxos grossos no els posaven multa, per anar contra-direcció".

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