Alas entidades financieras se le atribuyen una parte considerable de las causas de la crisis económica y también una parte de la culpa de los obstáculos para la recuperación por sus restricciones crediticias. Sin embargo no todas las entidades financieras merecen ser calificadas con las mismas etiquetas. Sa Nostra ha firmado el protocolo de fusión con otras tres cajas, cumplimentando un proceso exigido por el Banco de España y la Administración. De entrada, esta fusión fría ha merecido elogios de casi todos los sectores, sobretodo porque Sa Nostra no perderá su identidad ni la presencia activa de su obra social. Hay que valorar las aportaciones que esta entidad ha realizado a la cultura menorquina.
Su apoyo sigue siendo imprescindible, más que en época de bonanza, para que la Cultura y el apoyo social no sean una víctima de las políticas de reducción del gasto público. Con anterioridad había rechazado un acuerdo con Caja Navarra que habría significado la pérdida de su identidad regional. Esta función de las cajas de ahorro no puede desaparecer por la transformación del sector financiero, cuando más falta hace su compromiso con la sociedad. La fusión ha de facilitar también el crédito a las empresas, otra función social.