Clint Eastwood, del que me confieso devoto seguidor, acaba de cumplir 80 años en plena actividad creativa. Tranquilos cinéfilos, no pienso suplir a Fernando Sabino y glosar a un personaje que despierta pasiones y también rechazo. Sin embargo, qué quieren que les diga, si haciendo zapping pillo alguna película suya el canal ya no se mueve (aunque echen "El sargento de hierro").
Bueno, el caso es que este caballero tiene una de las frases que han pasado a la historia de la gran pantalla: "Alégrame el día". La pronunció Harry el sucio mientras miraba con cara de pocos amigos a un delincuente. Y fue la misma que dijo, más o menos, un señor que el otro día compartía barra de bar conmigo. Yo tomaba un zumo y él un café con leche. Cogió un periódico nacional y murmuró: bueno a ver si encuentro alguna noticia que me alegre el día. Creo que se quedó decepcionado porque la jornada no era propicia para muchas fiestas. Además, tuvo mala pata. Probó suerte con un diario deportivo catalán y por el gesto que puso pensé (éste como yo, del Real). Apuró su bebida y se fue.
Me quedé pensando unos instantes y al salir a la calle miré a mi alrededor y pensé: ¡Alegradme el día, por favor! Eso sí, pacíficamente y sin ganas de emular a Harry el sucio.