Señora Jiménez, le llaman los pesados de Menorca, sobre la isla de las vacaciones. ¿Se pone o los despacho?
- Pero cómo no me voy a poner, ¿y el talante? Además son de los nuestros, pásamelos.
- Aquí de Menorca, sus amigos socialistas, se acuerda. Era por lo del Lazareto, por si nos lo devuelven, por favor. Si no le va muy mal, claro... Es que nos aprietan.
- Uy, uy, uy... Va a ser que no. Si les quito las vacaciones a éstos me montan un pollo en el Ministerio. Ahora que tengo el gallinero más o menos contento. Además, yo os lo cuido muy bien, está niquelado. Y no como la Isla del Rey, que tuvo que ir Alejandre.
- Y se lo agradecemos. Pero es que nos iría bien para... no sé.... hacer algo... ya lo veríamos con la redacción de un plan de usos.
- Uy, un plan de usos dice el tío. Deja, deja. Eso no sirve para nada y se alarga un montón. Para tenerlo vacío veinte años y se os arruine ya lo usamos nosotros.
- Y nos deja venir a verlo, alguna vez sólo... con turistas. Si no es mucha molestia, claro.
- ¡Sí hombre! Vaya vacaciones iban a tener los funcionarios, todo lleno de japoneses haciéndoles fotos. ¡Ni que fuera un zoo!
- Aquí vienen más británicos.
- Peor aún. Nada, nada. ¿Queréis vacunas de la gripe A? ¿Ya me coméis bien?
- No, digo sí. Disculpe las molestias y suerte en las primarias.