Tal vez yo no siempre tenga quien me edite, y con la excepción de Gara, Rebelión y El Nacional de Santo Domingo tampoco encuentre quien me publique pero, mira por donde, descubro en estos días que sí tengo quien me plagie.
Mi columna del miércoles 10 de noviembre en Gara, "El Hombre pacífico", apareció publicada al día siguiente en Menorca.info, sólo que con otro título "Retrato de lo que somos" y sin que la calzara al pie mi firma sino la del plagiador: Iñaki Silveira Lorenzo.
El periódico Rebelión me puso al tanto del plagio, informado, a su vez, por un lector que, obviamente, lee Gara y el periódico balear, y que según advertía en la nota que enviara a Rebelión, se sentía indignado con el secretario de Comisiones Obreras en Menorca, que a tales menesteres se dedica el citado Silveira cuando no se entretiene plagiando escritos y opiniones ajenas, por no ser la primera vez en que incurre en semejante desacato. De hecho, apuntaba el caso, en agosto de este mismo año, de un artículo del filósofo Fermín Gongeta, también publicado en Gara, y del que no tuvo el sindicalista de CCOO reparo en apropiarse y Menorca.info inconveniente en publicar.
No quiero ni pensar qué defensa pueda hacer este "sindicalista" de los derechos de los trabajadores que todavía insisten en seguir afiliados a esas sucursales obreras de la CEOE en que se han convertido CCOO y UGT, porque con secretarios sindicales como el citado, los obreros no necesitan enemigos.
Al margen de que a Silveira le reconozco su buen gusto a la hora de plagiar escritos ajenos y apelar a periódicos como Gara para encontrarlos, ninguna gracia me hace, y hasta aquí llega el buen gusto, que estando sin empleo desde que regresé al País Vasco, hace ya cuatro años o, lo que es peor, trabajando de ama de casa, cuando por fin aparece un sindicalista en mi vida, no llega a prometerme un trabajo, a procurarme un espacio de opinión retribuido o a convertirme en tertuliano de alguna televisión local, sino a apropiarse de tan grosera manera de las cavilaciones que, robando horas al sueño, todavía soy capaz de urdir una vez duermo a mis hijas.
Quiero aclarar que me hace feliz cada vez que alguien reproduce mis opiniones o poemas en algún medio o blog, y que tiene mi permiso y gratitud quien lo siga haciendo. Lo único que le exijo a quien lo haga es que respete la integridad del texto y la autoría y, si le es posible, que me informe. El secretario de CCOO casi respetó la primera condición pero obvió las siguientes.