Finalmente ha sucedido. Ya es evidente. Estos pasados días hemos asistido a la definitiva absorción del PSOE por parte del PSM. Los postulados más radicales del nacionalismo catalanista han abducido finalmente al Partido Socialista Obrero y Español que ha aceptado defender y poner en práctica todas aquellas conocidas directrices totalitarias del cotarro nacionalista.
El Govern socialista (¿?) de Antich (de Berto Moragues y Joana Barceló) acaba de aprobar esta pasada semana un exhaustivo Plan de (a) Normalización Lingüística que, con dos mil apuntes, es lo más parecido a un programa cultural totalitario. Esta nueva vuelta de tuerca confirma el viraje del PSOE hacia el catalanismo más radical. Se trata de un plan contra el bilingüismo y a favor del monolingüismo catalán en todos los ámbitos de la vida privada del ciudadano. Su norma parece ser: contra la crisis, más catalán.
Pero ya no se trata de proteger el catalán, ya no existe el pretexto lingüístico, ahora ya se entra en la meta política que implica la imposición del catalán a sangre y fuego y la eliminación de cualquier vestigio del español. Incluso ya han comenzado las multas lingüísticas en Baleares y se imponen, ya sin disimulo, las fórmulas de cómo jorobar mejor al ciudadano balear. Una obsesión en quienes se creen con derecho a intervenir en la vida privada de las personas.
"Discriminar en función de la lengua del ciudadano es tan arbitrario y tan grave como hacerlo en función de su raza, sexo o religión. Hay que rechazar los planteamientos identitarios porque toda identidad es móvil y mestiza (si no lo fuera estaríamos ante una cultura muerta). El respeto que los nacionalistas exigen en instancias nacionales debe de exigirse también de puertas adentro". En Baleares se habla una lengua (castellano/español) y varios dialectos (modalidades insulares) que deben de tener los mismos derechos que el que se exige y se impone para el catalán estándar. Debe de haber libertad para poderlos usar libremente y para poderlos estudiar. La normativa educacional impuesta destroza a generaciones de Baleares que se ven desorientados entre lo que oyen en sus casas y lo que les hacen estudiar en los colegios.
Parece ser que los resultados del PSOE en Catalunya no han sido suficientes. Ahora el socialismo balear también aumenta e intensifica su deriva catalanista con lo que, si bien confía en el "m'enfot" de los isleños, se asegura un desvío de votos a otros partidos.
Más que nunca será necesario trabajar para que un día pueda formarse una nueva coalición en Baleares que derogue la Ley de Normalización Lingüística, anule el Decreto de Mínimos, prohíba cualquier normativa que afecta a la rotulación de los establecimientos y cualquier normativa que tienda a marginar a las modalidades insulares. Deberá de eliminarse el .cat y ser sustituido por el .es y deberá de procederse a desmantelar todo el tinglado de comisariado político-lingüístico en organismos públicos destinados a "normalizar" (teledirigir) y "dinamizar" (imponer) una lengua a la sociedad. Deberá de imponerse la libertad.
Quienes en los años setenta pedían enseñanza en la lengua de elección, bilingüismo real en la Administración y la más absoluta libertad a la hora de usar la lengua de cada cual estimase conveniente en su vida y en sus negocios privados, son ahora quienes han mutado en pequeños dictadores regionales. Si los políticos no lo hacen, deberá de ser la sociedad civil quien se mueva para impedir tamaños abusos liberticidas.