Ante la dificultad del año que acaba, debemos afrontar el inicio de este nuevo año sabiendo que el potencial de Menorca y el carácter que tenemos los menorquines nos va a permitir salir de la difícil situación económica que hoy tenemos. Menorca siempre se había caracterizado por ser una tierra de empresarios emprendedores, "gent amb empenta", com deim es menorquins, que hacía de Menorca una tierra de oportunidades. Hoy sabemos que esto no es así, las cosas han cambiado y, precisamente , no para mejor, lo cual no quiere decir que no podamos volver a recuperar, con esfuerzo y perseverancia, la situación de antaño.
Sin lugar a dudas son varias las cosas que deben cambiar, pero sobre todo la mentalidad de quienes dirigen los gobiernos de las distintas instituciones. Soy de los que piensan que la verdadera fuerza de una sociedad radica en sus ciudadanos y no en las administraciones. Es la suma de los esfuerzos individuales de los ciudadanos lo que hace avanzar a las sociedades, por ello no puede haber administraciones que pongan trabas, freno, a estos esfuerzos e iniciativas individuales. La administración debe de estar para dar soluciones a los ciudadanos y facilidades a empresarios que quieran invertir, creando riqueza y puestos de trabajo.
Es por ello que desde las administraciones, y en el caso de Menorca desde el Consell Insular, debe de haber un cambio radical de mentalidad. Hay que gobernar y gestionar los recursos de Menorca no bajo el paraguas de las ideologías de partido, sino bajo el paraguas de las necesidades reales que tiene Menorca y tenemos los menorquines en estos momentos.
El futuro de Menorca pasa por tener un proyecto para las personas, para el territorio, para el medio ambiente, para la economía y para el propio macro-estructurado Consell Insular.
Hoy Menorca padece los peores indicadores económicos que hubiésemos pensado; tenemos una cifra de paro realmente inasumible; los ciudadanos tenemos las peores perspectivas de futuro posibles, y todo ello como consecuencia de un modelo determinado de gobierno y de una forma determinada de gestionar los recursos naturales y económicos de Menorca.
¿Qué es lo que hemos hecho mal para llegar a esta situación?, ¿Qué cosas debemos cambiar para que la sociedad vuelva a recuperar el protagonismo perdido frente a la administración? Ésas son las reflexiones y preguntas que deben hacerse quienes gobiernan y actuar en consecuencia. Los gobernantes de Menorca han vivido demasiado tiempo de espaldas a la sociedad, viviendo del arrastre de una situación económica de bonanza que habíamos tenido en los últimos años sin pensar qué modelo de futuro queríamos para Menorca. Incluso, cuando todo se ha desplomado, principalmente la construcción, todavía no se han dado cuenta que Menorca carecía de modelo económico.
Ha llegado el momento de cambiar la administración, de tener un Consell Insular que funcione, que ejerza de verdadero gobierno de Menorca, que vele por los intereses y la prosperidad de los menorquines. En definitiva, un cambio de mentalidad, de cambiar el no por el sí, de reducir la burocracia administrativa, ir hacia la simplificación administrativa y la seguridad jurídica para no perder inversiones y de apostar de forma decidida, de una vez por todas, por desarrollar las potencialidades de Menorca.
"Para empezar un gran proyecto hace falta valentía y para acabarlo mucha perseverancia, y en eso estamos".