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Crítica es libertad

Mahón: "Dead City"

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Hace unos días la recordada amiga Magda Vinent hacía unas declaraciones a un medio local donde ponía el dedo en la llaga sobre cuál era la situación actual de nuestra ciudad de Mahón. "Na Magda" es una querida y antigua compañera del Instituto y forma parte del curso y de la generación que dio a Mahón un buen alcalde, un presidente de SEBIME, varios concejales, un conseller del Govern, buenos profesionales en varias disciplinas, altos funcionarios, el fundador del GOB, buenos comerciantes, continuadores de sagas industriales mahonesas, etc. La visión de alguien que como ella, con su formación y desde la distancia de Madrid, puede comparar la evolución de tu/su ciudad natal es siempre interesante ya que se aleja de las visiones cercanas que a menudo distorsionan las evidencias que los locales no atisban a ver.

Nuestra compañera de clase debía de recordar que en los tiempos de aquellos cursos, las calles del centro de Mahón irradiaban vida, bullicio,… "hi havia ambient". Mahón contaba en aquel entonces (mediados y finales de los sesenta) con poco más de veinte mil habitantes pero era un ente vivo. El centro estaba habitado y la vida mahonesa hacía honor a su canción de cabecera.

Todos recordamos los años de la Bodega Victoria, "sa bodega des català", la Bodega Martínez (cutre pero auténtica)… más tarde Tapachula, Pigalle, Menta, etc.

Las clásicas collas de "fadrinots" pululaban de bar en bar amparadas en el grupo que escondía su timidez individual mientras miraban a las mujeres y ejercitaban su imaginación. Diversos grupos animaban el circuito del centro. Los domingos muchas familias burguesas iban a tomar aperitivos a los bares más céntricos. La gente paseaba por las calles. "Hi havia borinot" y ambiente de ciudad. Eran tiempos políticamente tristes pero socialmente ricos.

Superada la nostalgia de tiempos pasados y asumiendo los cambios habidos en los hábitos de vida, a muchos mahoneses nos parece un drama la situación que vive hoy nuestra ciudad.

Hace ya tiempo que los mahoneses estamos de luto. Mahón falleció hace ya varios años y sigue fallecida. No falleció de muerte natural, sino más bien de muerte provocada por la irresponsabilidad de un alcalde demagogo y populista, un reconocido incapaz (actualmente echando peonadas en Madriz) y por quienes, presos de intereses particulares, han venido siendo incapaces también de evitar el anunciado óbito.

Las malvadas políticas de quienes han gobernado el Ayuntamiento estas últimas décadas han permitido la defunción del centro de la ciudad. Pasear por ella por las tardes o durante el fin de semana te traslada a Sicilia. Se palpa la "omertá". La mayoría de las casas del eje del centro están vacías. Vivir allí es difícil. Mahón es una "Dead City" (sólo faltan ya los zombies cruzando las calles para recordar la película del mismo título).

Hace unos meses en una entrevista que varios representantes de Iniciativa Cívica Mahonesa (ICM) mantuvimos con el actual Alcalde de Mahón tuvimos ocasión de expresarle nuestro pesar por la decadencia de la personalidad de la ciudad. No nos referimos únicamente a la desgraciada pérdida oficial de los nombres históricos (y comerciales) de nuestra ciudad (que algún día la sensatez hará retornar) sino también a la pérdida progresiva de "valores mahoneses". Mientras el Alcalde Tur (cual ciego, voluntario ante la evidencia) defendía lo imposible, nosotros le hacíamos ver cómo se han ido perdiendo señas de "la ciutat aperta" que éramos mientras se ha permitido su sustitución por formas ajenas a nosotros (los "correfocs" en las fiestas, los continuos intentos por introducir muestras de costumbres del folklore catalán, la imposición de toda esa dichosa parafernalia catalanista tan en boga y que tanto anula la personalidad menorquina, etc.).
Muchos ciudadanos creen ciertamente que la ciudad ha perdido cosmopolitismo y empuje a pesar de haber aumentado población. El cosmopolitismo se basa en la libertad y en la negación del dogmatismo: es lo opuesto al aldeanismo.

El centro de Mahón tiene dos problemas básicos: accesos y comodidad. No es fácil acceder al centro (ni permanecer en él) y tampoco es cómodo vivir en él. El Ayuntamiento se ha esforzado por imponer un tipo de ciudad adaptada a una ideología minoritaria determinada que se ha demostrado un fracaso evidente (comprobados los resultados). El centro necesita de incentivos fiscales para los comercios, necesita un gran parking en Es Freginal (zona Alcázar) y abrir otro acceso a las calles Infanta/ Anuncivay, necesita permitir divisiones horizontales en las viviendas, hace falta abaratar licencias para las obras en el centro, necesita permitir nuevos usos, necesita, en suma, de incentivos cómodos para repoblar el centro. Es necesario creer que el coche no es un enemigo a batir sino un complemento para la comodidad. Es necesario facilitar el acceso a los mayores que viven en el extrarradio. El centro no puede pensarse sólo para jóvenes excursionistas. Hace falta menos dogmatismo, menos "academicismo" y más realismo para hacer atractivo el centro.

El puerto necesita no ya el histórico ascensor (ya anciano antes de nacer) sino varios de ellos, escaleras mecánicas cubiertas en "Sa Costa de ses Voltes", aparcamientos tarifados para permitir la rotación de vehículos y, al tiempo, en verano, un servicio constante de microbuses que pueda permitir cerrar el tráfico por las tardes/noches, etc. Se necesita recuperar la mentalidad mahonesa de "davallar a baixamar" y para ello también se necesita facilitar la comodidad. (sigue).

Las obras actualmente en ejecución en la ciudad aumentarán el problema de aislamiento e incomodidad del centro. Será otro intento fallido más. Mientras no se cambie el chip ideológico Mahón continuará siendo una "Dead City".

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