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Sobre el 11-M y la obstinada teoría de la conspiración

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Erre que erre, y a propósito ahora de la aparición de Sortu, partido sobre cuya legalización o no deberá pronunciarse el Tribunal Supremo, el exministro Jaime Mayor Oreja denunció recientemente la existencia de un pacto entre el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y ETA en virtud del cual se exige que Batasuna participe en las instituciones democráticas. Declaraciones de este calibre por parte del hoy eurodiputado popular ya no causan extrañeza alguna. Baste recordar que Mayor Oreja se sumó desde primera hora al engaño político de que ETA tuvo que ver con el atentado del 11-M en Madrid, atentado del que se cumplirá el séptimo aniversario dentro de dos semanas. La teoría de la conspiración alimentada a lo largo de estos siete años, con la puntual contribución mediática del diario "El Mundo", recibía por cierto en fechas recientes el apoyo de otro exministo del PP, Javier Arenas.La credibilidad de Ángel Acebes y Jaime Mayor Oreja sobre una supuesta complicidad etarra en el atentado del 11-M es más bien escasa. Dos años después de la tragedia terrorista de Madrid, un periodista holandés destapó unas presiones políticas que restaban todo crédito a la versión que sustenta el eurodiputado del PP. En febrero de 2006 vio la luz, a través de Aguilar, el libro "Vaya país. Cómo nos ven los corresponsales de prensa extranjera". Se trata de una obra colectiva en la que dieciocho periodistas extranjeros, europeos en su mayoría, brindan sus jugosas impresiones sobre el trabajo desempeñado en España. En el libro se narran situaciones y anécdotas la mar de divertidas, y hechos muy serios. A mí me interesaron estos últimos y más concretamente el que atañe al atentado del 11-M ocurrido en Madrid en 2004. Dos de los corresponsales, Patricia Alvarado Mendoza y Henk Boom, escriben sobre esta tragedia terrorista.

Patricia Alvarado Mendoza, a la sazón corresponsal de Televisa y Radio Centro de México, alude al espíritu de solidaridad que detectó en el pueblo español a raíz del atentado del 11-M y en la página 89 afirma cuanto sigue: "Cuando en España ocurren acontecimientos dramáticos a causa del terrorismo o producidos por catástrofes naturales o situaciones inhumanas, surge espontáneamente un sentimiento colectivo que cohesiona a la nación. Aquella frase, "Todos íbamos en ese tren", la ayuda a las víctimas que gemían, las generosas donaciones de sangre de la gente y también la impresionante manifestación que tuvo lugar al día siguiente de los atentados, en la que millones de personas sintieron aquellas muertes como propias, me conmovieron profundamente. Vi que el arrojo y la valentía no sólo están ligados a unas pocas personas que se dedican a cosas como la fiesta del toro. Es un valor añadido de unos ciudadanos, que, aunque tengan enormes dificultades para entenderse en determinados asuntos -cómo hay que organizar y gobernar el Estado, por ejemplo- están dotados de una gran sensibilidad cuando un episodio nacional doloroso se apodera de los corazones. Y otra sorpresa: un pueblo más bien dicharachero es capaz de crear unos silencios de duelo impresionantes".

El holandés Henk Boom, por su parte, lanza duras críticas a la política informativa que adoptó el gobierno de José María Aznar inmediatamente después del atentado. Las presiones del PP, por razones partidistas y electorales, iban a quedar pronto al descubierto. Como se recordará, en los primeros minutos desde el Ministerio del Interior se difundió que la autoría había que atribuirla probablemente a ETA, algo que la realidad se encargaría de desmentir. En cualquier caso, Boom marca distancias y escribe a partir de la página 105: "Llegaron las famosas llamadas de Moncloa a algunos corresponsales (también a este corresponsal) en las que un funcionario nos explicaba por qué debíamos considerar a ETA responsable de los atentados del 11 de marzo". "¿Información veraz o manipulación? ¿Verdad para todos o realidad para algunos?", se pregunta a continuación Boom. "Fuentes de la Secretaría de Estado de Comunicación del Gobierno de Aznar -prosigue el periodista holandés- manifestaron su sorpresa por las quejas de los corresponsales. 'Aquí se trabaja con los informadores para facilitarles su labor', declaraba su portavoz. 'Se les da la información disponible. Se puede discrepar, pero aquí no se presiona a nadie'. Puede ser, pero nunca en mi vida como periodista y corresponsal, ni en países iberoamericanos, ni en España recibí una llamada del Gobierno dictándome lo que éste quería leer en mis crónicas".

"Ahora sabemos -relata Boom- que la mayoría de integrantes de la comisión del Congreso de los Diputados que investigó los atentados del 11-M sacó la conclusión de que el ministro del Interior Ángel Acebes (actual secretario general del Partido Popular) deformaba los datos que recibía y los hacía llegar sesgadamente a la ciudadanía, induciéndola a pensar que había sido ETA. Además, por razones de interés electoral, el Gobierno manipuló y tergiversó los datos que recibía de la policía, adaptándolos a sus propios intereses políticos con datos inconexos procedentes de las investigaciones de otros atentados, tratando de influenciar así a la opinión pública respecto a la posible autoría de los atentados".

Han transcurrido cinco años desde la publicación del libro "Vaya país". No es descabellado pensar que José María Aznar, Ángel Acebes y Jaime Mayor Oreja, entre otros personajes del PP, así como el director del diario "El Mundo", Pedro J. Ramírez, han leído el volumen; y de no haberlo hecho, seguro que en su día les llegaría cuando menos noticia de los párrafos aquí transcritos.

Hay que reseñar asimismo que otro importante exministro del PP, Federico Trillo, en la actualidad portavoz de su partido en la Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados, declaró días atrás que no poseía datos sobre una pretendida negociación entre el Gobierno y ETA de la que alertó el eurodiputado popular. Trillo optó así por desmarcarse de la obstinada posición que mantiene Mayor Oreja.

Para mí, en fin, la palabra del periodista holandés Henk Boom merece más credibilidad, muchísima más, que la "exhibida" por los exministros Ángel Acebes y Jaime Mayor Oreja.

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