Los príncipes de Asturias cumplieron ayer la promesa realizada al recibir la herencia de Balada acompañada del cálido complemento de su visita. La donación de 140.000 euros a la Fundación para las Personas con Discapacidad de Menorca ha llegado con el valor añadido del interés por el conocimiento directo de la labor, las instalaciones y, sobre todo, de las personas a quienes va destinada esta ayuda. Ese gesto humano, el interés por acercarse a la realidad que patrocinan constituye un agradecido regalo en particular para los residentes y beneficiarios de la Fundación.
El príncipe resaltó el espíritu de solidaridad y de acción social que anima la tarea de la Fundación, circunstancia que justifica la donación y en la que apoyó su decisión de aceptar la herencia. Renunciar a ella, como se planteó desde algunos frentes, hubiera supuesto haber perdido unos recursos para ámbitos como éste, siempre escasos en financiación y ricos en necesidades. A estos fines se destinarán también los fondos de la venta de otros bienes de la herencia, que incluye la posibilidad no descartada de que parte del patrimonio tenga un uso acorde con la sensibilidad expresada por las instituciones menorquinas.