Había unos que se llamaban epicúreos. Aconsejaban "vive oculto" porque perseguían la tranquilidad en cuerpo y alma. La política, decían, aunque sea necesaria, es fuente de disgustos y engaños; al contrario que la amistad, donde nada se impone y desde la libertad, nos proporciona felicidad y placer.
La vida no se parece a una campaña electoral. Es el callado trabajo diario de mucha gente, que nos permite milagrosamente salir adelante. Pero ahora, en estos tiempos de pantalla y escaparate "Hazte ver" es el lema de moda.
Por eso vivimos demasiado alterados. Nos conocemos poco. De pura prisa, apenas conversamos ni contemplamos juntos las puestas de sol. Si los toros están prohibidos, ya va siendo hora de coger al engañado por los cuernos.
En la empresa que formamos los ciudadanos, el precio de las acciones puede subir o bajar dependiendo de nosotros mismos. Imitemos a las personas que mejoran nuestra existencia, aportando algo positivo o necesario. Que incrementan el valor de la sociedad (no solo el económico). Los grandes olvidados por discretos.
Hay un mundo oculto, una sociedad anónima donde podemos encontrar tanto a los peores depravados como a gente maravillosa. Podemos estar seguros de que "Ubi caritas et amor Deus ibi est" que viene a ser: "Donde hay caridad y amor, allí está Dios". No os canséis buscando, diría el padre Macián, mientras el señor Cots sonreiría a su lado.
No somos demasiado epicúreos. Aunque tengamos momentos de felicidad, entre cabreo y cabreo. Una gran inteligencia, que usamos poco. Y a veces, la sensibilidad "a flor de pie", o sea, por los suelos. A pesar de todo, somos capaces de llevar a cabo las mayores obras y proyectos (diques, túneles y cárceles), de convivir en paz y de seguir soñando.
Claro que el afán de protagonismo suele estropear las cosas. Aspirar a ser más que los otros es un deseo demasiado arraigado en la naturaleza humana. Cuando ese afán de dominar, destacar y colgarse medallas carece de fundamento, hasta se puede caer en la ridiculez.
La humildad, en cambio, es la virtud de los realmente grandes. Así que vamos a confiar en los que trabajan sin hacer mucho ruido. Sin utilizar bombo y platillo.
Una sociedad secreta de bienhechores que sostienen el mundo.
En las noticias de cada día encontramos ejemplos de lo mejor y de lo peor. De que seguimos siendo una mezcla de noble y bruto, como los caballos.
Otra vez el planeta ha temblado arrasándolo todo: terremoto, tsunami, fugas radiactivas… Empezamos siendo hombres primitivos, irracionales; luego apareció sobre la Tierra el hombre lógico; y ahora vendrá el ecológico, si no queremos extinguirnos de repente, una bonita tarde de primavera.