A veces resulta sumamente difícil rebuscar en la vida de personajes que sería un placer dar a conocer pam per pam. Debido al paso del tiempo, la destrucción de papeles y la falta de lo que podría llamarse memoria histórica. Es por ello que me lamento de no haber tomado más anotaciones de las que junto al de la Mola realicé, cuando yo bravetajava, que ho escrivia tot, el que es diu tot, mesquineta de jo.
El pasado sábado, daba por hecho que la infancia de Roman Parpal Vidal transcurrió entre algodones. Buenos colegios, profesores que le impartían clases particulares, de idiomas, música, siendo discípulo de los más renombrados de su época. Según me comentó su nieto, Juan Antonio Piris Parpal, entre sus recuerdos infantiles lo sitúan, sentado en una de las esquinas del amplio sofá, escuchando como un chico mayor, las artes musicales de su abuelo Román Parpal , interpretando al violín o frente el reluciente piano, mientras sus ojos se perdían entre cantidad de cuadros, vajillas ordenadas en vitrinas heredadas, lozas provenientes de la familia. Aquella casa, la de sus abuelos maternos. La calidez de su adorada abuela que falleció dos meses antes que su hija mayor, e infinidad de detalles y menudencias, que intento aprovechar, considero son parte d'en Parpal. Y por qué no decirlo… me emocionó el joven concejal, su manera cómo habla de su familia.
Aquel músico, fue un adelantado en su tiempo, un innovador. Uno de los primeros gramófonos se encontraba en casa de sus padres, propietarios de automóvil y una preciosa embarcación, que en la proa podía leerse Maruja, en honor a su esposa.
Residían en una de sus propiedades, la finca de San Román a la entrada de Villa Carlos, casa de estilo inglés, con sus balconadas repletas de macetas, a buen seguro levantada en el lugar por algún lord de los muchos que se instalaron en el camino que conducía a San Felipe. La familia, con el tiempo se mudó a la calle del Ángel, tal vez motivado por el paso de los años la comodidad que representaba encontrarse en el centro de Mahón.
En aquella entrada del pueblo costero dejaron, los mejores tiempos del matrimonio Parpal Beltran, su juventud, el nacimiento de las niñas, su posición social, mientras ejercía su profesión, maquinista naval, oficio que compartía dirigiendo el taller de ses portes grosses o can Palaa siendo la tercera generación.
He de suponer, que el fallecimiento de su padre cuando tan solo contaba 20 años, junto a sus estudios fuera de la Isla, el cambio industrial indujo a la decadencia del lugar.
La entrada en el mercado de los motores eléctricos para uso de talleres de platería y la industria del calzado, innovaron en el taller Palaa un nuevo departamento dedicado a la electricidad, innovando la sección y utillaje.
Es preciso que añada, que si bien al fundarse la eléctrica vieja, la del Andén de Poniente, hubo sus más y sus menos aquellos prohombres como fueron Andreu y Parpal, en 1920, la cosa cambió. La tozudez de ambos, guardándose puntillo, fue aflojando. Intuyo, debió ser la proximidad de ambos maestros, el que la Anglo havia pujat al cel y a Andreu con aquella subida, le tocaron los bolsillos, como dicen algunos, la cuestión es que Francisco Andreu, gerente de La Eléctrica Mahonesa S.A. adquirió un potente motor en Palma de Mallorca de doscientos caballos a fin de proporcionar más fuerza motriz a los abonados, como sucedió. Viéndose beneficiado el taller aludido instalándole el mismo, ocupándose de su mantenimiento.
Parpal, al contrario de su abuelo que gozó de la esplendidez de bendiciones con que contó el puerto de Mahón, entrada de escuadras españoles y extranjeras, la innovación de la maquinaria que tuvo que afrontar su padre, demostrando su lucha para no ser aventajado por los continuadores de la Maquinista Naval, como fue la Anglo Española, al hacerse cargo el 20 de octubre de 1908. Aumentando con departamentos para dedicarse a la construcción naval. Siendo levantada para ello una gran nave, aprovechando el camino que se dirigía a la cala Mesquida. La intención de los accionistas el construir una draga, que tuvieron la suerte de ganar la subasta, ejecutándola. Nada extraño, no hay más que leer el listado de accionistas, més clar aigua. En la misma puede leerse los privilegiados de aquel Mahón, los que movían los hilos de la sociedad, haciendo saltar tal cual títeres a los pobres paisanos, todo pasaba por sus manos. Fábricas de calzado, monederos de plata, la rama agrícola, la industrial, la entrada del automóvil, sin olvidarme de las consabidas navieras, éstas las había heredado de sus abuelos, acumulando un mal que fer de duros logrados por su espíritu incapaz de perdonar un vallo , ni a son pare. ¡ Aaaah…y su entrada en la política, de estos hubo unos cuantos que cosieron en las cortes españolas a su antojo en su beneficio! Menorca, siempre quedó relegada.
Hoy se hablaría de favoritismos. Algo que siempre existió. Lo que demuestra que a pesar del capital acumulado a base de inversiones que lamentablemente llevaron a la ruina de muchas familias benestants. Por culpa de la mala gestión de la Anglo.
La Casa Parpal, subsistió sin necesidad de involucrar a nadie hasta 1940. Antes deseo retroceder a mediados de 1800, cuando una importante factoría conocida como Industria Mahonesa, sorprendía a nativos y cuantos acudían a sus talleres. Su director D. Archibaldo Renny ingeniero mecánico amén de director industrial. ¿Quién sabe si este fue el maestro del fundador Parpal Ballester? No sería nada extraño, su grandeza, su sabiduría, la confianza que obtuvo de los navieros más importantes, no era casual. Parpal conocía muy bien el oficio, tanto que durante varios años, la Trasmediterránea, confió la reparación de sus barcos a su taller.
Para cuantos desconozcan algunas de las facetas de La Industria Mahonesa, será bueno añadir que a finales de 1850, disponía de cuatro cabrestantes en el varadero de s'Hort den Vigo.
Allí fue varado el vapor Mahonés, en el careneo, sorprendiendo a cuantos acudieron a presenciar aquella operación, que se realizó con media hora, algo impensable, con el auxilio de dos cabrestantes.
Los mahoneses entendidos en la materia, hablaron muchos días sobre el tema. Muy pronto fueron cuatro los cabrestantes con que contaba aquel importante varadero, la fuerza de tracción y la velocidad con que subían los buques de gran cabida, llevando a cabo operaciones de limpia y carena, no els cabia dins es cap.
Con la particularidad que las nuevas ruedas y cuanta maquinaria fue precisa fue labrada en la fundición de esta ciudad, todo en miras de poder ofrecer trabajo a muchos padres de familia que se lamentaban de la escasez de faena, llevando a sus jóvenes hijos he incluso los pequeños de la familia para que aprendieran el oficio. Los propietarios tenían sus miras puestas a que seguramente ocupar más de una quilla el sólido lecho del Varadero de Mahón.
El segundo vapor que arrastraron los cabrestantes, fue el Jaime I.
Aprovechando el tema de vapores, mecánicos y maquinistas, incluyo los que poseo en mi archivo de 1877. Nacidos y residentes en nuestra ciudad.
En la calle del Comercio 25, Miguel Tomás Sintes.
San Guillermo 3, un joven de 15 años que iba embarcado estudiando para alcanzar el título. Francisco Néspola Catchot.
Bernardino Pons Hernández de 39. Calle del Castillo 100.
Bartolomé Portella Carreras, 47. San Pablo, 11.
Alonso Anglada Ponsetí. Calle de Gracia, 141.
En 1881.- Bartolomé Escudero Uhler. Raval, 40.
Mientras que en 1894, se encontraban los siguientes señores:
Francisco Seguí Moll. Calle Prieto y Caules, 79.
Juan Hernández Basselini. Plaza Explanada, 2.
Antonio Thomas Sintes. Plaza del Carmen, 6.
Diego Vacarisas Corantí, natural de Villa Carlos, residía en Mahón, calle de Santa Rosa,9
Emilio Dallars Fialons. Santa. Eulalia, 66.
Otros de los muchos trabajos, que llevaron acabo los Parpal, fueron cantidad de rejas, entre ellas las que aún hoy podemos observar en la tan discutida escuela de la Graduada de José Mª. Quadrado de nuestra ciudad. Infinidad de barandillas de escaleras de casas particulares, y de los populares casinos que se repartían los estamentos sociales. Todos poseían un lugar en donde poder pasar sus horas de asueto. A saber:
Casino Unión Republicana, calle Roig 9 y 11. Casino El Consey. Cifuentes 9. Casino La Unión, Nueva 1.
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