CARTA DESDE OAK RIDGE - TENNESSEE (EEUU)
Benjamín Carreras
Este año, la investigación científica en España ha sufrido recortes de presupuesto, como casi todo lo demás. Los recortes en si no son grandes si los tomamos como porcentaje del presupuesto total de investigación, pero el impacto sí puede tener efectos muy negativos. El problema está en que los gastos fijos de las Instituciones ocupan una porción muy grande del presupuesto, por tanto, la parte flexible de los presupuestos, que incluye contratos temporales, puede sufrir un recorte relativamente grande.
¿A quién impactan los contratos temporales? A los jóvenes que empiezan. Además a esto se añade la reducción de plazas fijas al efectuarse retiros, que impactan al mismo grupo de personas y estos representan el futuro de la investigación en España. El problema a nivel de los individuos se paliará en parte porque hay un mercado global de trabajo en investigación. Pero esto no ayudará, si no todo lo contrario, al país. Los mejores de esta generación se los llevarán otros países.
El preparar el futuro es una de las tareas más importantes en una institución dedicada a la investigación y es una tarea a la que yo he dedicado bastante tiempo. En el ORNL, un laboratorio nacional con unos 4000 empleados, en donde trabajé durante 26 años, fui y sigo siendo miembro del comité Wigner que presidí unos años. La misión del comité es contratar cada año a los diez mejores investigadores jóvenes, hasta un máximo de tres años después del grado de doctor, de cualquier especialidad y de cualquier nacionalidad. Lo importante es que sean los mejores.
El comité esta constituido por 5 o 6 científicos del nivel más alto en el Laboratorio. Tienen que ser personas con suficiente sentido de autosuficiencia e independencia, que no se dejen influenciar por el sistema administrativo del laboratorio. Los directores de los diferentes Departamentos, siempre necesitados de dinero y personal, hacen toda clase de presiones para que se contraten al personal que ellos necesitan, pero el comité mantiene su independencia.
Es obvio que los directores de Departamento están preocupados por completar proyectos a corto plazo, y tienen buenas razones para hacerlo. Las variaciones constantes del presupuesto les crean muchas dificultades. Pero el comité Wigner no está para ayudarlos, al comité solo le preocupa el futuro a largo plazo. Contrata a esos jóvenes y se les ofrecen sueldos más altos que la media, los prepara durante dos años para que se amolden al sistema y en muchos casos al país. Esos jóvenes en su mayoría son los futuros líderes científicos del Laboratorio.
Esta separación de poderes entre los que luchan por el presente y los que trabajan para el futuro garantiza que no se hipoteque el futuro por problemas de presente.
No pretendo sugerir que se adopte un sistema de este tipo en España. La dinámica interna en España y en EE UU es muy diferente y el trasladar métodos de un país a otro es un error que por desgracia se ha cometido más de una vez. Pero si hay que desarrollar ideas aquí para proteger la construcción del futuro de los vaivenes del presente. El perder una generación de investigadores puede ser una tragedia para el país de la que puede tardar años en recuperarse.