Esta tarde arranca una nueva edición de la Universitat Internacional de Menorca Illa del Rei (UIMIR) con un regusto amargo. La iniciativa educativa y cultural que nació con fuerza y mucha ilusión en 1996, hoy languidece y corre el serio peligro de desaparecer. El año pasado ya tuvo que suspenderse por problemas económicos y falta de alumnado. El proyecto se ha retomado en 2011, pero esta nueva convocatoria tiene que calificarse tristemente de fracaso: sólo tres cursos y 30 matrículas. El propio presidente de la UIMIR, Antoni Petrus, no ha dudado en afirmar que el tipo de formato académico no funciona. Ante esta situación, es urgente abrir un periodo de reflexión y análisis para intentar revitalizar la Universitat Internacional. Las instituciones públicas implicadas y el comité organizador deben replantearse a fondo un nuevo modelo que potencie su proyección exterior y diseñar una oferta mucho más atractiva para los estudiantes universitarios.
En un momento en que la formación es vital para salir de la crisis, la sociedad menorquina también ha de comprometerse para que la UIMIR pueda perdurar en el tiempo.