En Menorca cuando nos queremos referir a algún hecho sucedido en el pasado lejano, o lo que en sencillo castellano diríamos antiguamente, tenemos una expresión para mí de desconocido origen, "quan na Marta filava".
Así podríamos titular este pequeño artículo. Pero para llegar a mayor número de lectores dejaremos "es rallar en pla", o sea nuestra lengua materna, para escribir en nuestra segunda lengua aprendida en la escuela y que nos permite con mayor o menor acierto llegar a todos los menorquines y a la gran mayoría de nuestros visitantes.
Al ver por primera vez escrito Binibèquer me sorprendió el ver que mi Binibeca de siempre había sido desterrado. Si "l'amo en Benet" propietario de la finca que aún lleva escrito en su fachada sur Binibeca Vell se levantara de su tumba seguro que nunca había oído hablar de la normalización lingüística de los topónimos, ni comprendería por qué le habían cambiado el nombre de su "lloc". Pero no voy a entrar en terreno tan resbaladizo como el Mahón, Mahó o Maó.
"Quan na Marta filava" era el ano 1961. Cuatro mahoneses pioneros del turismo buscaban un lugar en la costa sur de Sant Lluís donde imitando a Gabino Sintes con su conseguida urbanización de S'Algar hacer algo parecido. Cuando saltando "tanques" y sus paredes de piedra llegamos a la marina de Binibeca Vell vimos el maravilloso paisaje de los islotes de Binisafúller y Cap d'en Font entre las preciosas playas de Binibèquer y Binisafúller. El 6 de noviembre de 1963 pasamos a escritura pública la adquisición de aquellos primeros 600.000 metros cuadrados de la marina de Binibèquer Vell. Tras la compra en documento privado tres años antes, habíamos ya abierto una carretera de "sauló" y se podía llegar en coche a la costa permitiendo a más gente disfrutar del incomparable panorama que va desde el cabo de Cap d'en Font hasta la Illa del Aire.
Con Rafael Sintes, S'Estaló, Arcadio Orfila y Vicente Amer se encargó a Pedro Luis Mercadal el plano de urbanización y se empezaron a abrir las calles actuales.
Pero hoy queremos rendir homenaje a un soñador aparejador que invento el Pueblo de Pescadores de Binibèquer Vell. Fue en 1970 cuando viendo su idea rechazada en S'Algar nos convenció para hacer una especie de pueblo de Pescadores en la cala llamada antiguamente Bini Bini en los mapas y que se conoce como "es caló d'en Fust".
Antonio Sintes Mercadal, que trabajaba esporádicamente para el despacho de un conocido arquitecto de la parte alta de Barcelona, nos mostró una bonita maqueta de lo que nos proponía edificar en la cala de poniente de Binibèquer. Soñador o genio, Toni Sintes añadió a la portentosa maqueta los planos de las calles empedradas y los diminutos solares en los que se construirían las diversas casas del pueblo en un estilo inspirado en la que podríamos llamar tradicional arquitectura de Menorca y especialmente de los caseríos de Torret en Sant Lluís.
Si tratar con un creador o con un genio es difícil, lo supimos cuando Toni Sintes modificaba los planos de las casas sobre la marcha, hacía derribar paredes recién construidas o despreciaba la plomada. Poco a poco se construyó el pueblo, el puente sobre el torrente y el pequeño muelle junto a la antigua cueva de contrabandistas.
Ante las peregrinas versiones que oímos contar a los guías que dirigen sus manadas de turistas a ver el pueblo, solo hemos pretendido como único testigo vivo de aquellos hechos homenajear el creador único del Pueblo de Pescadores de Binibèquer Vell. Si los planos tenían legalmente que llevar la firma de un doctor arquitecto nadie puede ni debería negar en el futuro el mérito de Antonio Sintes Mercadal simple arquitecto técnico y soñador genial.
Quizás el Ayuntamiento de Sant Lluís debería rendir tributo al creador de la mayor atracción turística de la costa sur de Sant Lluís y convertida hoy en una de las imágenes más conocidas de Menorca. Toni Sintes también puso su inteligencia y su empeño en el Centro Comercial que el veía como el complemento de su Pueblo de Pescadores.
Así quedará para siempre la historia verídica y real de cómo nació de la nada el Pueblo de Pescadores de Binibèquer Vell, muchas veces imitado pero nunca superado; porque Toni Sintes solo ha habido uno.