10-II-12
Garzón, el juez juzgado... Y condenado. No participo de fervorines a favor o en contra, ¡menuda guerra de trincheras entre diferentes medios de comunicación!, pero el asunto, lejos de eslóganes tipo "triunfo del estado de derecho" o del "ajusticiamiento", me parece salido de madre desde el principio, propio de un país desmesurado, capaz incluso de llevar a cabo una protesta diplomática por un programa de humor del país vecino...
Es obvio que Garzón, un juez tan valiente como poco escrupuloso, se equivocó gravemente en su procedimiento jurídico, sobre todo al ordenar escuchas indiscriminadas a todos los abogados, sólo debió hacerlo a los que presentaban indicios claros de blanqueo de dinero, pero el asunto debió quedarse en una sanción administrativa. Juzgarle por prevaricación suena a vendetta político-corporativa. Y es tremendamente injusto para su brillante trayectoria de juez defensor de los derechos humanos.
11-II-12
Vuelvo de Palma donde anoche despedimos a mi tío Santiago en su viaje a las estrellas. Mientras el capellán castrense desgranaba sus letanías (Santiago Barber Orfila era coronel de ingenieros) pasaban ante mis ojos imágenes de mi vida con él. Lo recordé llevándome de la mano, él de uniforme, en una plaza de la Explanada cubierta de nieve el año 1956, luego a la vuelta de sus viajes profesionales a Estados Unidos repartiendo insólitas chocolatinas que a nosotros, sobrinos de posguerra, nos parecían polvo de oro y maravillándonos con el primer televisor que veíamos y en el que presenciamos el gol de Marcelino en la Eurocopa de 1962...
Luego, cuando yo estudiaba en Zaragoza y él estaba destinado en Lleida, me veo en su casa de la avenida Blondel atendido por la siempre solícita y cariñosa tía Carmen que se esforzaba en suplir las deficiencias nutritivas de las pensiones estudiantiles mientras él me llevaba de copas al atardecer. Pero las imágenes más tiernas que pasaron ante mí en la pantalla virtual situada detrás del altar fueron las de su ceñuda preocupación por mis prodigiosos/peligrosos escaqueos militares en Palma cuando él era teniente coronel, ayudante del capitán general. Lo siento, tío, pero yo no tenía vocación castrense.
Cerca ya del the end me vi discutiendo con él un poco de política, que procurábamos obviar, y un mucho de fútbol donde ahí sí, nuestra discrepancia era total, pese a que en años pretéritos habíamos compartido la fe blaugrana... en el CD Menorca de sus amores y los míos. Finalmente, cuando el cura finalizaba su plática, vi a mi tío, entrecerrando pícaramente sus ojos para señalarme una angelita guapa a la que piropeó con su inimitable estilo (¿Por qué no van a haber arcángeles y querubinas?), y se despedía con un ja ens veurem, puput. No pude negarle una agradecida sonrisa por la alegría de vivir que siempre nos había regalado.
12-II-12
Es domingo y afortunadamente no juega el Barça, que parece en estado de hibernación como los propios menorquines, pajaritos ateridos en nuestra jaula de carámbanos y aviones congelados...
Aprovecho que la liga de fútbol ha dejado de interesarme para practicar una inmersión en la reforma laboral que, al decir de los entendidos no palanganeros, era manifiestamente necesaria, aunque no estoy seguro que sirva para atisbar la luz al final del siniestro túnel en el que estamos metidos y por si fuera poco me produce vértigo: esa potestad de los empresarios para modificar salarios y condiciones de trabajo prácticamente a voluntad, o para echar a un trabajador por unas pocas bajas laborales, aunque sean justificadas...
13-II-12
Las imágenes de los graves disturbios en Atenas me llenan de inquietud ante las perspectivas de penurias propias, hasta ahora atemperadas por el colchón familiar y social. ¿Aguantarán el vaivén los somieres?
14-II-12
Termino el panfleto –dicho sea en su sentido de honorable escrito provocador– del pensador alemán Hans Magnus Enzensberger "El gentil monstruo de Bruselas", en el que arremete contra el llamado déficit democrático de la Unión Europea, su obsesión reglamentarista (¡pretende regular hasta la longitud de los condones!), su frialdad sentimental y su elefantiasis burocrática.
Precisamente ayer, en La cuarta página de El País, el diplomático Pablo Ruiz-Jarabo defendía la tesis contraria: "La ausencia de pasión no significa ausencia de democracia... Vacunada de populismos y reforzada en la garantía de los derechos individuales.... Los padres de Europa, hartos de tantos héroes y tanta sangre, prefirieron los despachos silenciosos de los funcionarios a las proclamas ruidosas de los grandes discursos..."
15-II-12
Y de la teoría a la práctica: el nuevo gobierno español, lejos de conjurar peligros, está probando en sus tripas la purga que la Europa realmente existente recetó al atribulado Zapatero. Le exige presupuestos ¡Ya!, mientras Italia en recesión y nosotros flirteamos con ella... ¿Se desplomará el cielo sobre nuestras cabezas?