El Ejecutivo de José Ramón Bauzá celebra hoy en Menorca el Consell de Govern, un gesto con el que pretende romper la imagen de centralismo que proyecta la administración de la comunidad autónoma. La iniciativa podría ser loable si no se llevara a cabo coincidiendo con severos recortes que afectan a servicios básicos como son la educación, la sanidad o la dependencia, y contradiciendo los criterios que orientan las decisiones de gasto del gobierno autonómico que abonan la sensación de que no es que falte dinero sino que se queda casi todo en Mallorca. Tampoco el programa de la visita del Govern contribuye a transmitir la impresión de que exista una voluntad real de acercarse a la Menorca de la calle. Excepción hecha del encuentro que Bauzá mantendrá con el prelado menorquín, la jornada transcurrirá entre correligionarios, sin que esté previsto aprovechar el desplazamiento del presidente balear y los consellers para mantener contactos con representantes del tejido social, deportivo o cultural de la Isla. No es entre miembros de su partido donde Bauzá podrá captar el malestar que existe en la Isla por cuanto sus indicadores económicos son nefastos y la sensibilidad del Govern para con Menorca no toda la que se esperaba.
Editorial
Lo importante es el qué, no el dónde