Un español con un cubata en la mano, lo sabe todo. Y no hay más. Cuando nos envalentonamos etílicamente nos hierve algo dentro que nos transforma en máquinas infalibles, devora quesitos del Trivial. Lo conocemos todo, incluso lo que no es verdad porque no tenemos reparo en inventárnoslo y recitar un porrón de argumentos para defender nuestra afirmación. El 83,5 por ciento de las personas que leerán este artículo estarán de acuerdo, ¿o no?
Un español con un cubata en la mano es como el filósofo de lavabo, sabe de la vida lo que no está escrito y regala perlas al público de una profundidad trascendental. ¿Quién no se ha quedado flipando leyendo una puerta en algún inodoro? Hay novelistas de primera, pensadores privilegiados y cabritos que putean al colega con insinuaciones eróticas acompañadas de su numero de teléfono que dan pie a llamadas erróneas e incómodas. Verídico. Pero por encima de todo está el chulangas de bar que lo mismo te repara en un momento el motor de un bólido de Fórmula 1 con un croquis en una servilleta, que te resuelve la crisis o te arregla la pelea que has tenido con la parienta a media tarde, dando la razón a los dos por igual.
Lo que decía. El Titanic, por ejemplo, no se hundió por flirtear con un iceberg, dirá el españolito, sino que la culpa es de los ingleses, que lo diseñaron con materiales de mala calidad y que iban conduciendo por la izquierda, que eso siempre ha sido un lío y, que en el fondo, la desgracia era fácil de prever.
Para un español y su ron con cola, por ejemplo, lo de estos días no ha sido una ballena. "Es imposible, será un atún cebado, culpa del chapapote, del efecto invernadero y del cambio climático", y se queda tan pancho. "Que yo he visto muchas ballenas en los documentales de La 2 y son más grandes", agrega.
Para el protagonista del que hablo lo de la teoría de la relatividad es un tontería. Te intentará convencer que lo que le pasó a Einstein fue fruto de una mala resaca y que así él también resuelve paradigmas existenciales.
Y lo mejor es cuando te das cuenta de que a veces tienen razón y le invitas a otro cubata.
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