En 1987, la Conselleria de Turismo, liderada por Jaime Cladera, dio a conocer el Plan Director para la Ordenación de la Oferta Turística de Baleares. Veinticinco años después vemos como los problemas y determinaciones que planteaba el plan siguen casi intactos en lo referente a infraestructuras de desarrollo turístico, no así en infraestructuras públicas, de ahí que se explique, en parte, porque Menorca hoy sea la isla con mayor depresión e inactividad económica de Baleares.
Los principales problemas detectados por el plan, en cuanto a infraestructuras públicas eran: Vertederos incontrolados en casi todos los núcleos urbanos; falta de saneamiento integral en la mayoría de los municipios; falta de estaciones depuradoras; red viaria en mal estado; transporte público deficiente, etc. Hoy la gran mayoría de estas carencias están resueltas satisfactoriamente, si bien la red viaria central necesita, según todos los ratio de densidad de vehículos, el desdoblamiento, en especial entre Maó i Alaior, y entre Ferreries i Ciutadella. Hoy ya no hay excusas, las competencias en carreteras son del Consell Insular y no se depende de las decisiones tomadas en Palma.
En lo que no hemos avanzado es en la mejora de la oferta turística. Seguimos teniendo prácticamente las mismas carencias que fueron detectadas en 1.987 y que son:
a) En la zona Maó-Es Castell-Sant Lluís, en la zona sur y en la zona de poniente, no existe ningún campo de golf. Hecho éste que debilita fuertemente la oferta complementaria que podría darse en estas zonas, y a toda la infraestructura turística ya existente; de ahí que sería conveniente incentivar la implantación de estas instalaciones.
b) Falta de ordenación del puerto de Maó, que ofrece unas potencialidades inmejorables, para convertirse en un punto de atracción del deporte náutico, con nuevas y mejores instalaciones de puertos deportivos, posibilitando y fortaleciendo la tan apreciada industria náutica menorquina. No es menos cierto que en estos últimos años se ha mejorado algo, si bien son más los problemas con que se encuentra la iniciativa privada con la Administración, que las soluciones que ésta les ofrece, con lo cual estamos desactivando cualquier iniciativa inversora.
Menorca debe despertar y abrir un debate riguroso, sin prejuicios, para determinar un plan de actuación a corto, medio y largo plazo, donde iniciativa privada y pública vayan de la mano y se complementen, optando por unas reglas de juego simples, ágiles y generadoras de confianza. Solo así conseguiremos hacer realidad el tan cacareado principio de desarrollo sostenible.
Una vez más, y a riesgo de ser descalificado, me voy a "mojar" concretando una serie de propuestas que creo beneficiarían nuestra economía, sin menoscabo de nuestra riqueza medio-ambiental y arqueológica:
1) Facilitar y simplificar los trámites administrativos tendentes a que la iniciativa privada pueda desarrollar tres campos de golf; uno en la zona levante (Maó-Es Castell-Sant Lluís), otro en el centro (Alaior-Mercadal-Migjorn) y otro en poniente (Ciutadella).
2) Ordenar el antiguo puerto comercial de Ciutadella y convertirlo en un auténtico puerto deportivo por una parte, y de pescadores por otra. Lo propio debe hacerse con el puerto de Fornells
3) Posibilitar la construcción de un puerto deportivo en la costa sur del Migjorn, entre Sant Tomás y Atalis, sin que ello suponga ninguna afección a las playas de su entorno ni infraestructura urbanística, más que la necesaria para dar servicio al puerto deportivo.
4) Desarrollar, en una primera fase, cinco centros de interés turístico a imagen y semejanza de lo hecho en Lanzarote, también reserva mundial de la biosfera. "Es Lloc de Menorca" es un buen ejemplo, que por cierto las instituciones deberían apoyar y promocionar.
5) Poner en valor nuestro gran patrimonio arquitectónico y monumental, así como nuestro patrimonio arqueológico como auténtico museo al aire libre.
6) Hacer del "Camí de Cavalls" una auténtica ruta turística para los amantes del excursionismo, posibilitando que las fincas que se encuentran en su entorno puedan desarrollar una actividad complementaria de servicio a los excursionistas, e incluso de hospedería, tal como ocurre en Centroeuropa, actualmente en Castilla y León y en Galicia.
7) Explorar la posibilidad de constituir un touroperador propio entre los empresarios del sector turístico, la Administración y una compañía aérea capaz de ofertar paquetes vacacionales competitivos con el resto de islas y destinos turísticos, en las principales ciudades españolas, evitando así que el coste del billete a Menorca, desde cualquier punto de España, para una familia de cuatro miembros resulte más caro que la propia estancia en la isla.
8) Convenir con la iniciativa privada, mediante un concurso público, convertir el antiguo hospital "Verge del Toro" en nuestro particular parador turístico nacional, a cambio de la construcción de un centro socio-sanitario de nueva planta.
9) Convenir con el Ministerio de Defensa el uso de la base naval -principalmente de mayo a noviembre- para grandes yates y dar la concesión de la explotación, mediante concurso, a la empresa privada.
10) Dotar de servicios de temporada las playas más visitadas de Menorca, evitando así su deterioro y acumulación de residuos incontrolados, tal como se hace en Mallorca, en Eivissa y en Formentera.
Si con estas propuestas, que no son las únicas, ni las mejores, ni excluyentes de otras, he conseguido hacer reaccionar a los agentes sociales, económicos y políticos de Menorca, ya me doy por satisfecho, con independencia si se está o no de acuerdo; porque de lo que se trata es de determinar si nos acomodamos a una economía de subsistencia o a una economía generadora de empleo y riqueza. La única verdad irrefutable es que no podemos vivir del turismo sin querer turistas, y hoy ya no basta la oferta de sol y playa, aunque siga siendo la más importante. En definitiva, se trata de elegir entre la subsistencia o la reacción productiva.